Diario de León
Publicado por
FERNANDO ALLER
León

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CUÁN LEJOS quedaban otros afanes en el remanso de alto voltaje emocional que supo inspirar Amancio Prada con su música. La queja de los regantes del Páramo Bajo, la disputa que enfrenta a socialistas y populares en la valoración de los Presupuestos de la Junta para León, las dudas razonables de la diputada Amparo Valcárcel, que con astucia y ramalazo de cinismo ha preguntado al Gobierno por el lugar en el que se ha entrenado el piloto que maneja el primer avión Eurofither, de los 87 que el consorcio EADS ha de entregar al Ejército español, la tomadura de pelo que supone aprobar, y vender como un logro, la ejecución de siete kilómetros de carretera en un plazo de 40 meses... Todo esto y muchos asuntos más sin duda se antojaban más lejanos a quienes tuvimos el privilegio de escuchar a Amancio Prada acompañado del poeta Juan Carlos Mestre y -como diría Miguel Nepomuceno- del «desgarrado chelo» de Sacha Crisán. No es pretensión de quien suscribe acentuar las palabras del crítico musical de este periódico, quien ya con mayor conocimiento y maestría dejó escrito que «difícilmente se podrá conseguir mejor conjunción de melodía, poesía y arte». Ocurre, sin embargo, que esta crónica resumen de lo acontecido en la semana cometería flagrante delito de omisión si olvidara atrapar en sus líneas un auténtico acontecimiento, como ha sido el concierto del pasado jueves en la Casa de Cultura de Pinilla. El Ayuntamiento de San Andrés del Rabanedo no podía inaugurar de mejor forma la programación cultural del curso ahora comenzado. Un hito al que se añade un dato ya para la historia, vinculado a este modesto recinto de la cultura que el jueves se hizo grande: Por primera vez Amancio Prada y Juan Carlos Mestre interpretaban ante el público un ensayado programa, una forma de conjugar música y poesía, al que auguramos el reconocimiento del éxito entre quienes aún se estremecen con el arte. El acotamiento social de la última frase no es baladí. No están las masas en estos momentos para la lírica. Amancio Prado lo decía con amargura ante un auditorio sobrecogido, circunstancia que no pasó desapercibida para el autor. Prada anotó, recordando a Machado, «la elocuencia del silencio» del público, más elocuente que las palabras, y no encontró explicación a esta especie de conspiración de los necios que invade las cadenas generalistas de televisión. ¿Por qué si también hay personas capaces de sentir la mejor música, todo el mundo ha de verse condenado a consumir telebasura mientras que los artistas carecen de un solo segundo para asomarse a la pantalla». Amancio Prada, que realizaba esta denuncia con dolor, le reconfortaba, sin embargo, la demostración visible en aquel momento de que la Televisión ofrece una realidad que no existe, una realidad que en todo caso resulta parcial aunque en estos momentos transmita la falsa impresión de que toda España es igual de simple, tanto como esas personas que trafican con su cuerpo ante el mayor de los aplausos y el aparente y sin duda paradójico reconocimiento social. Los regantes del Páramo Bajo no salieron satisfechos de la reunión que mantuvieron con el presidente Herrera, dos días después de que los agricultores leoneses se manifestaran en Valladolid. En realidad el presidente de la Junta poco puede hacer en este asunto. Si acaso servir de intermediario para acercar posturas entre el Estado y los regantes. De momento sus esfuerzos han resultado vanos. Las posiciones son las mismas. Los regantes consideran que la tasa que se les obliga a pagar por el aprovechamiento de las aguas del embalse de Riaño resulta excesiva. Asumen la amortización de ocho mil millones de pesetas que cuesta el trasvase, pero no otros cuatro mil millones que se pagaron por la construcción de unas balsas que consideran innecesarias. O, en todo caso, no previstas inicialmente. El secretario de Estado de Aguas, Pascual Fernández, ratificó en el encuentro la postura de la Confederación Hidrográfica del Duero: el cumplimiento de la ley exige que se paguen las tasas previstas, porque de otra forma se crearía un mal precedente en España. Recordaba Pascual Fernández a este periódico que actualmente en España están en regadío 3,5 millones de hectáreas. La superficie leonesa en litigio no llega a las 25.000 hectáreas y la tasa para el pago de las obras supone 1,5 pesetas por metro cúbico de agua, cuando en otras zonas de España el consumo del agua para usos agrícolas puede llegar a un precio de cuatro pesetas. Cualquier interpretación parcial de la ley, o el cambio de la misma, resulta impensable. Fernández cree que si los agricultores se consideran injustamente tratados, deberían de plantear el asunto a través de los tribunales de justicia, pero no mediante una presión social que busca, en su opinión, provocar la injusticia. Naturalmente, Pascual Fernández se olvida de un asunto muy importante, sin duda porque como responsable de «aguas» no se siente afectado por el problema de los precios y la contingentación de los productos agrícolas que en el futuro producirán las tierras de la polémica. Esta perspectiva del problema la reflejó en un artículo, publicado en este periódico, el consejero de Agricultura. José Valín manifestaba que las reticencias en el pago de las obras, a pesar de que permiten cuadruplicar la producción agrícola, vendría a dar la razón a quienes se manifestaron contrarios al desarrollo de regadíos en nuestras tierras. El Ejército español ya cuenta con el primer Eurofither. Alguien lo pilota, pero se desconoce dónde ha recibido entrenamiento ese oficial. Teóricamente los pilotos del nuevo avión de combate europeo deberían de entrenarse en León, donde se proyecta una escuela comprometida por Aznar. Es evidente que no es así. Así que ahí queda la pregunta que ha formulado la diputada socialista Amparo Valcarce. León espera con ansiedad la respuesta del gobierno. Ha causado sorpresa la adjudicación de la obra que completará la Ronda Sur de León. Siete kilómetros de autovía para la que se prevé un plazo de ejecución de 40 meses. Más de tres años. No parece que el viaducto de 200 metros o determinadas pantallas de contención de tierras puedan justificar periodo tan prolongado. Más bien parece que nos encontramos ante un anuncio oportunista, una maniobra con las elecciones de marzo como fondo.

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