Felipe y Aznar miran a marzo

ES LA CAMPAÑA electoral en Madrid. Mientras Aznar dispara contra Rodríguez Zapatero, Felipe González arremete contra Aznar, y mientras la popular Esperanza Aguirre descalifica al socialista Simancas, éste lanza nuevas propuestas sectoriales con la intención de atraerse el voto de los jóvenes, los ancianos y las mujeres. Para Aznar, Rodríguez Zapatero era sólo «el todavía secretario general del PSOE», como si estuviera a punto de dejar de serlo, y para González no es el PP más que la herencia de desigualdades y contradicciones que deja Aznar. Si se calentase aún más la campaña, es posible que la abstención decrezca, y las urnas arrojen un resultado más equilibrado que el hasta ahora previsto. Rajoy parece haber abandonado su actitud de delicadeza argumental, orientada inicialmente a no despertar al electorado socialista, para lanzarse también a un ofensiva de duros epítetos contra Zapatero, su homólogo socialista, de quien destaca «su rostro muy duro» y su falta de patriotismo, junto a una supuesta «mezquindad». Esa adjetivación tan negativa se basa en la actitud del PSOE frente al Plan Hidrológico Nacional. Los socialistas han pedido a Bruselas que la UE no subvencione las obras del PHN, sobre el que, por otra parte, no hay unanimidad entre los barones del partido. Aznar es lo que los marineros llaman hombre de suerte, pues ha sobrevivido en el último año, entre otras tormentas, a la desatada por la invasión de Irak, que llegó a debilitar la imagen de sus dos compañeros en la foto de Las Azores, Tony Blair y el mismo Bush. Y tras la aprobación unánime por la ONU de la resolución 1.511, que de algún modo legaliza la ocupación del territorio iraquí, Aznar se siente autorizado a retar a Zapatero a que pasee ahora una pancarta contra la ONU. Se trata de descalificar a quién va a ser en marzo el adversario de Rajoy, por lo que bajo la campaña electoral de Madrid se estaría solapando la de las generales dentro de cinco meses. Cuando González participa en un mitin de Aranjuez, como el pasado domingo, y Aznar en otro de Alcalá de Henares, los dos candidatos a las elecciones madrileñas del próximo domingo parecen eclipsarse. Esperanza Aguirre, sin embargo, se muestra confiada en su fuerte personalidad política, superior a la de Simancas, mientras éste pone su empeño en atraerse sectores poco favorecidos. Su última propuesta contra la discriminación laboral de la mujer podría tener cierta fuerza de enganche. Pero la gente está mustia.