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Publicado por
VICENTE PUEYO
León

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PONES «ética» en el google y te salen 863.000 entradas. O sea, que existe. Pero, anda, ponte a responder a tu hija: «¿Qué es la ética?». Aciertas, a bote pronto, a relacionarla con el comportamiento y con la moral y, en un descuido, acudes al diccionario salvavidas: «recto, conforme a la moral». No está mal para salir del apuro pero queda en el aire más interrogante que certeza. Y, sin embargo, la respuesta no era tan difícil. «Si quieres saber lo que es la ética, contempla la vida de algunos hombres y mujeres y toma nota». Los premios Príncipe de Asturias reconocen hoy la labor, y el ejemplo, de algunas de esas personas que han sabido salvaguardar su honestidad personal y han acopiado la determinación necesaria para seguir un camino recto. Y es que hay gentes a quienes aún interesa la verdad. Son ya gente rara, especímenes a extinguir como los chimpancés que tanto ha estudiado la científica británica Jane Goodall que hoy recibirá el galardón de manos del Príncipe de Asturias. Goodall es una enamorada de África, por eso sufre cuando ve todavía muy lejos la salida a tanta penuria. «La gran esperanza para mejorar África es la educación», subrayó en Oviedo, con la rotundidad de lo obvio. Para ella, la decadencia de los chimpancés no es sino otro síntoma de la gran traición que el hombre de este siglo se ha hecho a sí mismo y a las futuras generaciones al dar la espalda a la naturaleza. Pero Goodall sigue creyendo en el género humano y quiere que reconocimientos como el que hoy se hace a su trabajo constituyan un mensaje de esperanza para mover las conciencias de los jóvenes más despiertos y honestos. Otro de los premiados, el escritor y periodista polaco Ryszard Kapuscinski, es otro de los contados faros que iluminan con tenacidad el ejercicio honrado de una profesión tan lacerada como la del periodismo. «El periodismo ya no busca la verdad. El mercantilismo es el gran problema de la información hoy en día». Tiene razón. Hay noticia, si vende. Formar, ayudar al conocimiento de las cosas... en algún libro están subrayados estos objetivos. Aún hay gentes como Kapuscinski que nos los recuerdan. Pero cada vez están más solos estos quijotes.