TRIBUNA
Plan Ibarretxe, plan Villalar, plan Constitución
VEINTE años de bombardeo propagandístico, veinte años de atentados contra nuestra estructura económica, contra nuestra historia, nuestra cultura y nuestras tradiciones han conseguido arruinarnos económicamente, empujar a la emigración a miles de leoneses, sembrar dudas sobre el futuro de esta tierra. Pero no han conseguido desarraigar de nuestras conciencias y de nuestros corazones, la certeza y el sentimiento de ser leoneses, ni la voluntad de seguir siéndolo, ni el humilde orgullo de resistir. Cuando se cumplen veinticinco años de la Constitución española, muchos son, y son noticia, los que pretenden salirse de ella o modificarla, léase nacionalistas vascos y catalanes, socialistas federalistas¿ Sin embargo los leoneses queremos conservarla y que se aplique. ¿Por qué nos gusta la Constitución española de 1978? Porque ya en el preámbulo proclama su voluntad de garantizar la convivencia democrática y que el estado de derecho y la ley sean expresión de la voluntad popular, así como « proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones» . Este es también mi deseo como leonés, ya que también establece que todos somos iguales ante la ley, en el artículo 14 y en el 139.1, por ejemplo. El Artículo 2 dice que: « La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas» . (Los subrayados son míos). El artículo 145 afirma tajantemente: « En ningún caso se admitirá la federación de comunidades autónomas». La comunidad autónoma conjunta de León y de Castilla es la única de España que abarca dos regiones. Esta comunidad es atípica en España y contradictoria con el espíritu de la Constitución. Es la única que es compartida por dos pueblos diferentes, pero no por dos pueblos cualesquiera, sino por dos pueblos vecinos y enfrentados desde hace mil años. Esta comunidad autónoma es un fraude de ley porque falsea el espíritu de la Constitución española. En ninguno de sus artículos se dice que una comunidad autónoma pueda englobar a dos regiones, pero sí se previene contra su federación. Lo que la Constitución quiere garantizar es justamente lo que aún demandamos los leoneses: Que cada pueblo, que cada región, gobierne por sí mismo las competencias que asuma en función de sus estatutos de autonomía; que pueda proteger y ejercer sus propias tradiciones, su propia cultura y sus propias instituciones en armonía con los demás pueblos de España. Esta comunidad autónoma alimenta el enfrentamiento entre leoneses y castellanos y es en sí misma contraria al espíritu de la Constitución española. Es, por tanto, una amenaza para los fines que intenta garantizar: la democracia, los derechos humanos, la unidad de España, la convivencia pacífica. El Gobierno de esta especial comunidad autónoma siempre ha sido consciente de que su situación es anómala y que sus posibilidades de futuro pasan por la creación de una nueva identidad o por la asimilación de una de ellas a la otra. Que esto es así lo demuestra la sistemática campaña de adoctrinamiento orientada a cambiar nuestra conciencia, intentando que olvidemos que somos leoneses, intentando que adoptemos una nueva identidad, intentando que nos identifiquemos como castellanos. ¿Alguien sabe cuánto dinero ha gastado ya la Junta en esta larga e ineficaz campaña de aculturación que dura desde su origen? Pues ahora, en vista de que no han obtenido los resultados que deseaban, y de que los leoneses seguimos identificándonos como leoneses y seguimos incómodos en esta comunidad compartida con los vecinos castellanos, a la vista de todo esto, se les ha ocurrido que hay que poner más dinero, que hay que crear otra institución, una fundación, que se encargue específicamente de «borrarnos del mapa». Para más INRI quieren que nosotros mismos financiemos la operación. Esto es la Fundación Villalar. Su objetivo es eliminarnos como pueblo; es implantar en cada uno de los leoneses una nueva conciencia. Para ello seguirán recurriendo a estrategias clásicas: la Formación del Espíritu Regional. Volvamos a la Constitución. Artículo 46: « Los poderes públicos garantizarán la conservación y promoverán el enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos de España y de los bienes que lo integran, cualquiera que sea su régimen y su titularidad. La ley penal sancionará los atentados contra este patrimonio». Pues bien, León está siendo expoliado por los poderes de la comunidad autónoma que se le ha impuesto; su historia está siendo ocultada, reinterpretada o inventada para anular la identidad leonesa y sustituirla por un nuevo sentimiento de pertenencia a lo castellano. El último artificio construido con este fin es la ya muy polémica Fundación Villalar. Recurrir a este último plan, el llamado Plan Villalar, es reconocer el fracaso del primer plan, el plan «nueve provincias, una comunidad, un futuro, una identidad» . Estamos sometidos por un grupo de exaltados nacionalistas (o regionalistas castellanoleoneses) que se han inventado una nueva región y una historia sencillamente para justificarla. Pretenden, desde hace veinte años, suprimir la identidad leonesa y sustituirla por un nuevo sentimiento de pertenencia a Castilla. Veinte años llevamos secuestrados por ellos. Los leonesistas somos la resistencia. Unos tienen su plan, nosotros tenemos el nuestro. Unos tienen el Plan Ibarretxe, otros el Plan Villalar, nosotros tenemos nuestro plan, y nuestro plan es el espíritu y la letra de la Constitución española de 1978. Su Título VIII establece el procedimiento para constituir una comunidad autónoma; en él se habla de representatividad de la mayoría del censo electoral y de ratificación mediante referéndum. Es lo que han tenido otros pueblos de España y también es lo que los leoneses seguimos reclamando. Una ley orgánica como la Ley Orgánica 4/1983, de 25 de febrero, de Estatuto de Autonomía de Castilla y León puede ser sustituida por otra ley orgánica, por ejemplo por la Ley Orgánica X/2005, de 24 de abril, de Estatuto de Autonomía de León.