Diario de León

EL BALCÓN DEL PUEBLO

El relevo en Caja España

Publicado por
JUAN F. PÉREZ CHENCHO
León

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MAÑANA se reúne el consejo de administración de Caja España. Los más optimistas suponen, incluso, que podría hacerse público el nombre del nuevo director general. Yo no estoy en ese cupo. Al contrario, sostengo que existen serias divergencias entre los diecisiete miembros del consejo para el nombramiento del sucesor de Evaristo del Canto. Su dimisión ha creado un serio problema a Caja España. Ya no estamos en los tiempos de Isabel Carrasco, que dictaba e imponía con mano de hierro nombres, hombres, consignas y hasta gestión. Ahora se logró el consenso. Y si se rompe, al menos es necesario el voto de dos tercios, esto es: de doce consejeros. Al día de hoy se cimbrea el primero y es muy complicado conseguir el segundo. El consejo tenía consensuado el relevo. Pero en el guión diseñado estaba previsto hacerlo en la última semana de este mes o en la primera de diciembre. Evaristo del Canto se anticipó: dimitió antes de que le echaran. Era imprescindible un cambio de gestión. Un periódico nacional daba ayer dos causas para el relevo: la excesiva carga de inversión en Bolsa -más de 200 millones de euros- y el aumento del nivel de gastos. Hay otras. En voz baja se menciona la pérdida de más de diez mil hipotecas en los últimos nueve meses, descuido en lo que siempre ha sido negocio tradicional -nóminas, domiciliación de recibos, etcétera- y penetración en otros sectores, como la compra/venta de terrenos. Y otro más: la ruptura en las relaciones de los directivos de Caja España. No se sostiene que en una entidad financiera, la décima en el «ranking» nacional, con estructura absolutamente piramidal, el director general no se hablara, por ejemplo, con el jefe de personal. El desencanto se ha instalado en la cúpula de la Caja. Y lo sufrirá en sus resultados. Los beneficios de Caja España hasta septiembre último han sido los mismos que hace un año: 52 millones de euros. Su «ratio» de eficiencia, ese baremo que mide lo que gasta la entidad en relación a los ingresos, es del 70%, peor que la media del sector, situado en el 63%. Evaristo del Canto se anticipó a la estrategia del consejo, que aceptó la dimisión sin tener sobre la mesa el perfil del nuevo director general. Un perfil que no ha de estar contaminado de los vicios que ahora se detectan. Se ha abierto, pues, una especie de guerra de guerrillas. El nombre que se ha filtrado, Lucinio Mencía, lo tiene crudo. Creo que ya le han quemado. Es leonés, sí, y no dudo de su eficacia, capacidad para ilusionar a la plantilla de la Caja, ni de su preparación profesional. Los leonesistas y UGT en el consejo, según propia confesión, le apoyan. No es suficiente. El futuro director general de Caja España tendrá que ser nombrado por consenso. Y no lo tiene. En el consejo no faltan los que rebobinan su mala prensa cuando venía ofertando dinero en representación del Banco de Crédito Industrial. Lucinio Mencía no es candidato único. Existe una batalla sorduna, a la que no es ajena la Junta, para colocar al nuevo director general. El que obtenga la confianza del consejo lo logrará de forma discreta y por consenso. Sin consenso no se podrán abordar los muchos y graves problemas que tiene Caja España.

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