Diario de León
Publicado por
JAVIER TOMÉ
León

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EL GRAN libro de la estupidez humana alcanza cada año una nueva edición, añadiendo capítulos tan sugestivos como el protagonizado por una afamada empresa multinacional dedicada al telemarketing y afincada en León. Así lo ha puesto de manifiesto la denuncia presentada por un delegado de la CGT ante la Inspección de Trabajo, enumerando el listado de obligaciones aberrantes y la táctica de manicomio que padecen los sufridos empleados. Puesto que los grandes hombres hacen lo que quieren y los pequeños lo que deben, ciertos cargos directivos de la citada empresa se manejan con los trabajadores utilizando los sutiles modos de los antiguos capataces de esclavos, ofreciendo todo un recital de estulticia puesta al servicio de un ignoto plan. Según la denuncia, se suceden las extravagancias de tintes coloristas que suponen, por lo visto, una especie de peaje de entrada a la felicidad laboral. La variopinta galería de cuadros domésticos incluye, por ejemplo, una catarata de reproches al varón que se presenta descorbatado a su puesto de trabajo, siendo castigado y obligado a regresar a su casa para proveerse de tan imprescindible lustre de distinción. Dentro de este muestrario de normas un tanto psicóticas, y en su afán de controlar hasta la verdad más íntima, han decidido cronometrar el tiempo que emplean los asalariados en ir al servicio. ¡Qué gran idea! ¡Por fin he visto la luz y ya sé lo que quiero ser de mayor! Aunque suene más feo que sacar a bailar a un obispo, voy a pedir una plaza en el loable y aristocrático oficio de retretero. Y si muestro el entusiasmo debido y me comporto como Dios manda, hasta puedo ascender de cronometrador de retretes a gestor y analista de letrinas. ¡Qué nivel, Maribel!

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