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Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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NO ANDABA descaminado Omar Khayyam: «Un amor en el campo y una copa de vino es lo único que pido. Cobrar quiero al contado los placeres. No creas lo que dicen del cielo. Di, ¿quién estuvo allí? ¿Quién del infierno ha vuelto?». Es curioso que aquel tipo que nació en Naishapur, a mediados del siglo XI de nuestra era, lo llegara a saber todo. Ahora los médicos han coincidido plenamente con él. Aconsejan beber vino tinto, si no a todo pasto, con admirable tenacidad. Han descubierto en él un componente llamado resveratrol, que podría prolongar la vida un 30 por ciento. Si fuera verdad, algunos amigos míos hubieran sido inmortales. Incluso un servidor de ustedes -no tengo otros que mis lectores, porque de ellos dependo- tendría garantizada la longevidad. El resveratrol parece actuar sobre nuestro organismo igual que una dieta hipocalórica, pero aún no existe como fármaco. Sólo está en el vino tinto. El hallazgo de los biólogos, además de una incitación al placer, puede ser una excusa. La verdad es que el vino siempre ha tenido buena prensa y buena literatura. Un salmo bíblico asegura que el vino alegra el corazón del hombre. Jesús de Nazaret fue acusado por el inextinguible linaje de los fariseos de «bebedor de vino y amigo de publicanos y pecadores». Shakespeare le llama «jovial criatura». Su prestigio viene de muy lejos, aunque no se hubiera descubierto la sustancia rejuvenecedora que dicen que alberga. «Beberás y vivirás», dice nuestro refranero. La gran pregunta es si es bueno vivir mucho. Lo sería, quizá, si nuestras vidas se dilataran por el centro y no por su cabo final. Prolongar la decrepitud, además de ser una hazaña médica, es una catástrofe. Por si fuera poco, los médicos se muestran muy volubles últimamente. Antes, ayer no más, proscribían el pescado azul y ahora nos dicen que una sardina al día ayuda al colesterol bueno y elimina el pésimo, que hay de las dos clases, como de médicos. Debemos obedecer ciegamente a los que nos aconsejan consumir vino tinto, aunque no hasta quedarnos sin vista.

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