Un objetivo difícil

PARECE ser que, en las cúpulas directivas de las cadenas televisivas más influyentes, ha calado el ruego, la idea, la sugerencia, llamémosle como queramos, de que la nueva pareja que está en el «candelabro» de la información, la integrada por el Príncipe de Asturias y Letizia Ortiz, quede al margen de las salpicaduras de la telebasura. Tal es el poder de esparcir la mugre y la insidia barata por parte de determinados programas que este objetivo se antoja realmente difícil pero sí es cierto que la ocasión puede servir, al menos, para reflexionar. Quienes han intentado anteponer la discreción, la sencillez y la naturalidad a otras actitudes de vanagloria interesada bien merecen que se les trate debidamente. El resultado se verá pronto. La pregunta es cuántas puntas tendrá el cilicio.