Diario de León
Publicado por
JAVIER TOMÉ
León

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ENTRE la serie de demonios familiares que nos deleitan desde la pequeña pantalla de la televisión, léase Alfredo Urdaci o el mago del entretenimiento José Luis Moreno, se ha colado en la parrilla de programación J.J. Benítez, un Nostradamus de la modernidad que predice cosas del siguiente estilo: si está nublado en Galicia y la gente lleva paraguas, casi seguro que llueve. Todos sus libros se convierten en grandes éxitos editoriales, caracterizados siempre por una línea argumental que concluye, sea el tema que sea, aludiendo a una civilización marciana instalada en una galaxia del quinto pino. En uno de sus últimos programas sacó lo mejor de sí mismo al tratar el personaje de Cristo al igual que esos discos recopilatorios de verano, mezclados luego en una ensalada que se vende bajo la etiqueta conjunta de «Mix». Según su versión de las realidades eternas, los evangelistas cometieron numerosos errores y tergiversaciones que han falseado la historia. En primer lugar, así de entrada, la estrella de Belén no era tal, sino un ovni que ejerció tareas de guía. Durante su corta vida el Mesías viajó «de incógnito» por Roma, Atenas y otros lugares turísticos del desierto, llegando a codearse con las tribus beduinas. Los sabios de la Iglesia también mintieron sobre su fecha de nacimiento, que él sitúa en el año -7 gracias a una de esas calculadoras de bolsillo que te regalan en los bancos. La Vía Dolorosa que le encaminó al suplicio era más bien la Circunvalación Dolorosa, pues hubo que desviarse para evitar la congestión del tráfico. Y finalmente, el Gólgota no fue el lugar de la crucifixión, ubicado exactamente tres semáforos más allá. En fin, si Televisión Española está pagando la medicación que sin duda toma Benítez, entonces ya me explico la bimillonaria deuda del ente público.

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