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EL RINCÓN

La reforma y el reloj de la historia

Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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SI LA Pardo Bazán o Concepción Arenal o Dolores Ibárruri o cualquiera de las muchas mujeres españolas de excepcional inteligencia y energía de carácter, hubieran sido hijas de reyes, no podrían ser reinas. El trono tiene que ser ocupado por un varoncito, que puede ser listísimo o más tonto que Abundio. La sinrazón es idéntica a la que se esgrime para que una mujer no pueda decir misa, ya sea Teresa de Calcuta, en nuestro tiempo, o Teresa de Jesús, en el pasado: pertenecen al sexo femenino. No es temerario deducir que la Monarquía y la Iglesia son algo machistas. Quizá el nombramiento de un obispo cacorro, por parte de la Iglesia Episcopaliana, que es una rama estadounidense de la Iglesia Anglicana, signifique un acercamiento de posiciones. El nuevo monseñor no es una mujer, pero desearía serlo, y tampoco es exactamente un hombre, aunque no puede evitar seguir siéndolo. La solución es que los feligreses le llamen «monse». En todo caso, se habrá avanzado mucho en el cumplimiento del mandato constitucional de no discriminar a nadie por razón de su sexo. Otro paso gigantesco y que nos importa más porque nos pilla más cerca, acaba de darlo nuestro enamorado Príncipe Felipe, al que Dios guarde de aduladores fijos y cobistas intermitentes. Se ha mostrado favorable a eliminar la prerrogativa de los varones en el orden sucesorio del trono. Don Felipe considera que la equiparación entre los sexos es propia de los nuevos tiempos, que por cierto él está ayudando a traer. Lo que ocurre es que siempre hay personas interesadas en retrasar el reloj de la Historia. Sobre todo cuando da una campanada. Desde la Casa del Rey, que todavía es la suya, no se estima que «la reforma constitucional necesaria sea urgente». Por su parte, el presidente Aznar ha dejado claro que la modificación parcial de la constitución no se abordará por ahora. No quieren que la Carta Magna tenga tachaduras, cosa que se comprende hasta cierto punto, aunque no hasta todos. Lo que se entiende menos es que no quieran que tenga una postdata.