LA VELETA
Tragedia italiana en Irak
PAUL Bremer, el virrey o procónsul de Bush en Irak, ha sido llamado a capítulo a Washington, donde se trata de reconsiderar qué estrategia cabe poner en práctica para evitar la sangría pavorosa que la resistencia irakí causa a los invasores norteamericanos. El presidente Bush admite que el país está en guerra, después de que hace medio año se hubiera dado por concluida aquella brillante operación militar de exhibición de fuerzas e ingenios de matar que fue la guerra propiamente dicha. Los norteamericanos sufren un promedio diario de tres soldados muertos, en esta horrenda posguerra, que no paz, repleta de atentados y sabotajes. Las cartas de los soldados norteamericanos sangran de desesperación y depresión. Las televisiones estadounidenses tienen desaconsejadas las imágenes de la guerra y de la recepción de cadáveres de los marines. Al Qaida unas veces, la guerrilla de Sadam Hussein, la Resistencia irakí, terroristas del mundo entero reclamados a la guerra santa de Irak, atacan por doquier, y si es a las tropas invasores con más razón, y hacen inviable cualquier propósito de pacificación y de reconstrucción del país. Y en este desolador panorama, el kamikaze está a la orden del día. Ataca, por igual, la embajada de las Naciones Unidas, la sede de la Cruz Roja Internacional, la embajada de los Estados Unidos, el hotel en el que se aloja el alto mando estadounidense o, como ahora ha sucedido, el cuartel de los carabinieri italianos. Unas veces se anotan seis, ocho, otras quince, veinte muertos o más, como en esta ocasión. Nadie puede darse por seguro en Bagdad ni en parte alguna de Irak. La tragedia de los italianos ha tenido en España un reflejo inmediato, un horrible espejo en el que han podido verse por un instante los mandos militares como los políticos. La oposición italiana ha reclamado, de inmediato, que regresen sus tropas de un país y de un conflicto donde nada se les ha perdido, y donde únicamente Berlusconi quiere hacer un favor al presidente Bush. También en esto hay perfecto paralelismo con la situación española, cuyas tropas en Diwaniya han sido alertadas y advertidas de que pudieran ser objeto de un atentado similar al de Nasiriya...