Potros clonados

ITALIA es tierra imaginativa, pródiga en artistas e inventores. Al lanzarse la carrera de la clonación, réplica experimental de organismos, los sabios italianos van tras especies señeras que den dinero y renombre. Un médico romano, híbrido entre ginecólogo y tunante, avisó de la pronta fabricación de clones humanos, promesa aún inconclusa. Sí lo han conseguido con el caballo. Cesare Galli, director del Instituto de Tecnología Re productiva de Cremona, ha presentado en sociedad al potro Prometea, nacido el pasado 28 de mayo, como resultado de fundir en el laboratorio una célula epidérmica y un óvulo vacío de su madre, e implantarlo en el útero de la yegua. El potro, sano y retozón, es genéticamente idéntico a su progenitora. Este caso pone en solfa la creencia anterior según la cual, para que un embrión sobreviva, necesita ser reconocido como diferente por el sistema inmune de la madre. A la vez, el parto de Prometea demuestra la dificultad con la que topan los científicos que producen clones. Los investigadores cremoneses cultivaron 513 embriones, reconstruidos a partir de piel de un caballo pura sangre árabe, y otros 328 procedentes de una yegua tirolesa Haflinger, de capa alazán y crines rubias. Sólo 17 embriones lograron crecer lo necesario para implantarlos en úteros de yeguas receptivas: únicamente cuatro se desarrollaron y Prometea es el único superviviente al embarazo. La ola de conservadurismo que sacude las orillas del Mediterráneo, al norte representada por líderes cruzados de tipo aznaristaberlusconiano y, al sur, por efigies sultanescas tribales y tiránicas, aparente conflicto de civilizaciones entre el fervor latino y la guerra santa del Islam, puede dar mucha clientela facha a Galli si clona a Babieca y al Cid Campeador. Hábil negociante, comercia con jeques petroleros, dueños de cuadras de carreras, para clonar campeones equinos. En el hipódromo, sería como poner a diez Ronaldos contra diez Beckhams, declara Don Cesare.