¿Qué hará la UPL?

LA COSA no está nada clara y la pregunta está en el aire. ¿Qué hará la UPL de cara a las próximas elecciones generales, se presentará o no se presentará? En principio, como en tantas otras ocasiones en el partido leonesista, hay dos posturas claramente diferenciadas, por no decir encontradas. Hay quien piensa que la tercera fuerza política en León está prácticamente obligada a presentarse a unos comicios como los que se celebrarán el próximo mes de marzo. Este argumento cobra aún más fuerza si se tiene en cuenta que José María Rodríguez de Francisco se quedó a apenas cinco mil votos de conseguir un escaño en el Congreso de los Diputados, lo que hubiera supuesto un hito histórico para los leonesistas. Pero no es oro todo lo que reluce. El voto en León en las próximas elecciones estará enormemente polarizado. Por un lado estarán los que quieren a toda costa que un leonés como Zapatero sea el presidente del Gobierno. Por el otro lado, votarán los que pretenden precisamente todo lo contrario, que un hombre como Zapatero no sea bajo ningún concepto el presidente del Gobierno. En el medio, los leonesistas de la UPL sufrirán en sus propias carnes esta disyuntiva. Si acuden a las urnas, podrían recibir (recibirán) un varapalo difícil de superar a corto o a medio plazo. Además, existe otro problema añadido y es encontrar a la persona adecuada que acepte ir de número uno en las listas sabiendo (o suponiendo) de antemano que va a colocarse poco menos que a los pies de los caballos. No parece fácil que ni Rodríguez de Francisco, ni Joaquín Otero, ni Luis Herrero Rubinat, ni Javier Chamorro, ni Covadonga Soto, ni Gemma Cabezas tengan muchas ganas de presentarse voluntarios para poner su nombre en lo alto de las papeletas de la UPL. Sería quemarse demasiado pronto. De ser así, siempre quedaría la posibilidad de acudir a dos de los últimos desterrados, como son Luis Blanco o Abel Pardo. Sería una buena forma de comprobar el tirón electoral que aún mantienen...