Diario de León

NUBES Y CLAROS

Navidad con adornos

Publicado por
MARÍA J. MUÑIZ
León

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PARA QUE luego digan que a León todo llega tarde. Y mucho antes de que empezara a nevar en el anuncio de la lotería ya estaba León embombillado hasta el tupé, no sólo los grandes almacenes, las calles de los barrios incluso. El fantasma de las Navidades presentes llega cada vez más tempranero, porque las fiestas ya no son lo que eran. Antes volaba Papá Noel en su trineo, hoy vuela todo consumidor que se precie, porque si no no te da tiempo a nada: suben los langostinos, las colas de envolver los regalos se hacen eternas y la cuenta corriente muestra sus primeros síntomas de gastroenterítis a causa de un atrtacón de tarjeta. Hay que apurarse. A algunos los villancicos comienzan as sonarnos como los «bong» del tambor que marcaba el rítmo al que remaba Ben Hur, y casi sin querer oyes una pandereta y aprietas el paso. Y digo yo, si la Navidad es lo único que llega con premura a esta provincia ¿Por qué en lugar de escribir cartas a los consejeros y ministros no se las enviamos a los Reyes Magos? Años llevan los sindicatos anunciando que los próceres sólo vienen a León a vender humo (¿estela de avión militar, acaso?). Pues que vendan espumillón, a ver si hay más suerte. O que se hagan devotos del misterio, que lo mismo sirve para definir a los habitantes del portal de Belén que para intentar concretar cuando se podrá circular por la León-Benavente. A esta provincia no le faltan compromisos, le falta espíritu navideño. Le sobran promesas y empresas que sólo arriesgan la subvención, como sobran los primos que odian las fiestas y contagian su amargura a todos los que se sientan a la mesa. Le sobra gente que unicamente quiere vivir de la sopa boba, como sobran los que no comen más turrón que el de la cesta regalada, aunque no traiga de yema, que es el que más les gusta. Si para salir adelante en vez de redaños hiciera falta luces de Navidad otro gallo nos cantaría, pero nos pasa como a los abetos y a los monjes budistas. Las bolas las tenenos sólo de adorno.

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