Diario de León

LA VELETA

La autoridad de Zapatero

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LAS URNAS catalanas le han complicado el camino a José Luis Rodríguez Zapatero. La derrota del PSC no estaba prevista en la pizarra de Ferraz. La dirección socialista contaba con la foto de Pascual Maragall saludando desde el balcón del Palau de Sant Jordi como imagen-fuerza para arrancar la campaña electoral de las generales. Ya no será posible. Ni siquiera en el supuesto de que, al final, el PSC pactando con Esquerra Republicana e IC consiguiera formar un gobierno tripartito. La foto ya no sería la misma pues la presencia de Carod Rovira (tal vez con la encomienda de conseller en cap) junto a Maragall anularía el efecto propagandístico perseguido. La verdad es que si Zapatero aspira a enfrentarse a Rajoy en marzo con alguna probabilidad de éxito está obligado a recomponer su estrategia. Nada de lo que tenía pensado ha salido como estaba previsto. Fallaron los cálculos en la alcaldía de Madrid, falló la táctica empleada en la Comunidad Valenciana, se dejaron burlar en la Comunidad de Madrid y, para postre, resulta que Maragall ha pinchado en Cataluña. Pese a todo, a mi modo de ver, Zapatero todavía tiene posibilidad de salvar los muebles si es capaz de transmitir la palabra que más necesita en estos momentos el PSOE: autoridad. Autoridad política. La gente que podría votar socialista debe saber con claridad qué piensa el señor Zapatero de un Gobierno de la Generalidad formado por socios cuya primera exigencia sería un cambio de máximos en el Estatuto de Autonomía en Cataluña. Saber si con la que está cayendo en el País Vasco es el momento procesal oportuno para iniciar nuevas travesías de destino político incierto. Que se puede hacer, está claro. Que se deba hacer es una decisión que, a mi modo de ver, reclama una reflexión muy seria. Y no sólo por congruencia política con la tradición socialista -el PSOE es el único partido de ámbito nacional que lleva en sus siglas el nombre de España-, que ya sería bastante. Hay más razones. Apuntaré una: a nadie se le escapa que en términos de poder, lo que los socialistas puedan ganar en Barcelona es lo que arriesgan en Madrid y en el resto de España en las urnas que se abrirán el próximo mes de marzo. Autoridad, ya digo, es la palabra.

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