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JUAN F. PÉREZ CHENCHO
León

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CAJA ESPAÑA celebró ayer consejo de administración, de carácter extraordinario, con sólo un punto importante en el orden del día: la integración de Retecal, la operadora de cable de Castilla y León, y ONO. Es un canje de acciones, o para ser más exactos: para dar el visto bueno a la operación en la que la Caja y Begar, además de quemarse las cejas, tenían colgando miles y miles de millones. ¿Cuántos?. Según expertos financieros, no menos de 50.000. No se abordó, ni siquiera como insinuación, la crisis de gestión que sufre la entidad financiera. El tema queda aplazado para después del «puente» constitucional. Uno de los candidatos, en el que tienen fundadas esperanzas, sufre un proceso gripal. Parece que Caja España está empeñada en buscar fuera lo que tiene en casa. El consejo de administración de Caja España, digo, dio el visto bueno a la operación ONO que, según su propio comunicado oficial, refuerza su implantación con la compra de Retecal. Se hace, de momento, con el 56% de las acciones al vender Caja España y Begar. La operadora sigue abierta para quedarse con el 100% de Retecal a cambio del 13% de ONO. El único accionista importante que queda con las espaldas al descubierto es Hidrocantábrico, que tiene el paraguas de Caja Astur, y posee el 36%. Lo demás son retales financieros. Otro dato para el análisis: Caja España y Begar, o José Luis Ulibarri, padre de Retecal, han recuperado la sintonía. El adiós del ex-director general Evaristo del Canto y la caída de la «torre gemela» de Economía, ha facilitado el entendimiento. Pero hay otros dos apuntes que se me antojan como muy importantes: la puesta en funcionamiento del hospital de Villablino, y más dotación económica a los regadíos y concentración parcelaria, que afecta al canal de Los Payuelos, al Bajo Páramo y al Órbigo. Tiene razón el ex-corregidor de Villablino, Guillermo Murias, cuando exige a la Junta que abra el hospital de su pueblo. Ayudaría a desbloquear la saturación y agonía que sufre el de Ponferrada. El de Villablino está construido y acabado, pero no lo echan a andar. Tiene una capacidad para 80 camas. Y es urgente que la Junta de Castilla y León solucione el problema, grave e intolerable, sin más dilación. Que dote al hospital de Villablino de personal, medios y recursos para atender a los enfermos de Laciana y sus ayuntamientos periféricos. Descongestionaría al de Ponferrada, del que salen noticias diarias que invitan a echarse las manos a la cabeza. El otro desajuste es campesino. El PP votó en las Cortes de Fuensaldaña contra una proposición socialista para dotar con más dinero a los regadíos de Los Payuelos, Bajo Páramo y Órbigo, así como a las actuaciones parcelarias en las dos últimas latitudes. Lo presupuestado ascendía a un millón de euros. El PSOE propuso duplicar la partida. La cantidad es manifiestamente insuficiente. Y tampoco se puede esperar más. Si ya quedan pocos agricultores, con decisiones de esta naturaleza acabarán por aburrirlos a todos. Por echarlos del campo. Sólo quedarán entonces escenarios de abandono y pobreza.