El chuleo de Esquerra Republicana

EN ESPAÑA, lo mejor que le puede pasar a un partido no es ganar las elecciones. Eso es mucho compromiso. Lo mejor es quedarse en medio de la tabla, siempre que el vencedor gane por poco y necesite apoyo para gobernar. Sólo hay que mirar a Cataluña: ERC, con poco más de medio millón de votos (un 16 por ciento) hace cuanto se le antoja. Negocia a dos bandas, a ver quién paga más y mejor. Impone los tiempos como más le interesa para sacar una mejora tajada. Marca los plazos como dueña de la situación. Y sospecho que terminará por imponer una parte de su programa, más radical que los de cualquiera de sus novios. Hoy mismo veremos el primer gran fruto de esa estrategia. Se constituye el Parlamento catalán, y el presidente será un hombre de Esquerra Republicana. Alcanza el trato de partido mayoritario. Sin embargo, después de que Convergencia, ganadora en las urnas, le haga ese inmenso regalo político, el señor Carod-Rovira todavía se permitirá el lujo de seguir pensando con quién se casa, y que no descarte nadie que la boda sea con el señor Maragall, como piden los alcaldes de ERC. Presidir el Parlamento es una notable dote, pero no suficiente para obtener a cambio el gobierno de la Generalidad. Eso sí que es astucia y negociación inteligente, aunque en mi pueblo seguramente le llamen «chuleo». Con ello, la política no está ofreciendo estos días su mejor imagen. Se está quedando, por una parte, en una acción mercantilista en la que gana el mejor postor. Por otra, en la evidencia de que hay partidos, como Esquerra, que pueden ser nacionalistas o «rojos» según convenga a sus aspiraciones de poder. Y, por último, ¡qué poco pesan las convicciones ideológicas! ¿Qué digo? A la hora de repartir oropeles, las convicciones ideológicas no existen. Si el PP tuviera suficientes escaños, podría pactar con Artur Mas e imponer un giro españolista a su política. Como el dueño de los escaños es Carod-Rovira, puede darle al futuro gabinete un barniz independentista. Con lo cual, ¿quién dijo que la bisagra es el partido pequeño o mediano? En la política catalana, la bisagra será CiU o el Partido Socialista. ¿Puede ocurrir lo mismo en el resto de España tras las elecciones de marzo? Es posible, y no sería la primera vez. Lo malo es que «a nivel de Estado», si gana el señor Rajoy, no tendrá un partido mediano en que apoyarse, como no sea la minoría catalana o la canaria. Y, si gana Zapatero, tendrá que buscar el concurso de Llamazares o de los nacionalistas. Y siempre, pagando un precio. Espero que no sea tan alto ni tan descarado como el cobrado por el señor Carod.