Diario de León

DESDE LA CORTE

Hoy sería casi imposible

Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

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UN DIARIO madrileño edita un suplemento de salud, y esta semana dedicó unas páginas a la Constitución. Y así, podemos descubrir que en este cuarto de siglo los españoles disfrutamos de mayor esperanza de vida o que han disminuido las infecciones. También se sabe que los niños nacidos después de la Constitución son más altos y sanos. A cambio de todas esas maravillas, los españoles padecemos más enfermedades como el alzheimer, las diversas demencias o los más variados tumores. Pero esos defectos no se pueden atribuir a la Constitución, sino a una razón más prosaica: es que somos más viejos. La mayoría, ya es casualidad, 25 años más viejos. Cito ese papel, porque es un ejemplo de la exaltación que se está haciendo de la Carta Magna. Y no sólo en la salud, sino en cualidades como éstas: nos convirtió en tolerantes, pacíficos, dialogantes y poseedores de notable bienestar. Ningún santo del santoral se puede atribuir méritos más importantes. ¿Es justo este canto de excelencias? Si le quitamos la caricatura, pongamos que sí. Un país que ha tenido una historia tan agitada como España, donde los periodos de libertad plena nunca pasaron de un decenio, lo menos que puede hacer es rendir homenaje a la primera Constitución que dura un cuarto de siglo. Pero hay que rendir homenaje, sobre todo, a las personas que en 1.978 fueron capaces de ponerse de acuerdo, con multitud de renuncias, sobre unos cuantos principios mínimos para hacer habitable este país. Ese es el mérito de aquella clase política. En las Cortes de entonces había comunistas y gentes que venían del franquismo; nacionalistas que soñaban con la independencia y centralistas que condenaban cualquier cesión de sobera nía; dirigentes que querían una educación dirigida por el Estado y líderes que creían en la libertad de promoción de centros; agnósticos y cristianos; rojos y azules; y hasta ciudadanos que habían estado enfrentados en una guerra civil. Y se pusieron de acuerdo. Y renunciaron a convicciones. Y así elaboraron una gran Ley de leyes que, si no la destrozan las ansias separatistas, sigue siendo un gran marco de convivencia. Me pregunto dónde están hoy esos políticos generosos, y apenas los encuentro. Veo que los grandes conflictos se producen entre gobernantes que no se hablan. Miro al poder, y veo que no hace ni una cesión al oponente. Y llego a una conclusión que no quiero calificar: hoy, la Constitución del 78 sería muy difícil. Con los políticos que hoy mandan en España, sería casi imposible redactarla. Ha bría muchas mentalidades que cambiar.

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