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ACCIÓN LAICA ESCUELA LIBRE
León

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EL PASADO miércoles 26 de noviembre se publicó en el Diario de León un artículo firmado por Máximo Álvarez Rodríguez, sacerdote y profesor del IES de Fabero, con el que el autor intentaba rebatir las ideas expuestas en un escrito anterior, aparecido en este mismo diario, enviado por el claustro de profesores del CRA de Babia. Manifestaba el profesor, en su escrito, su profundo descontento y su rechazo ante la nueva normativa impuesta por la Loce en torno a la asignatura de religión y su alternativa, el hecho religioso. Acción Laica-Escuela Libre desea expresar su apoyo a las ideas defendidas por el CRA de Babia. La enseñanza de la religión en su vertiente confesional, por pertenecer al ámbito de las creencias personales y no tener, por tanto, carácter científico, no debe formar parte del currículo escolar. De ahí que resulte «escandaloso», es decir, que provoque pasmo y asombro, el hecho de que la asignatura de religión «tenga el mismo peso que el resto de las áreas a la hora de decidir la promoción de un alumno/a». La alternativa propuesta, el hecho religioso, tal y como está propuesta, que no tiene otra función real más que la de servir de freno y contrapeso a la posible escapada del alumnado de las clases de religión, hiere efectiva y profundamente las convicciones morales de muchas personas. La asignatura del hecho religioso nunca fue pensada en primer lugar, como un objetivo primero; ha nacido de refilón, en plan de choque, por muchas explicaciones que «a posteriori» quieran darse. La argumentación que utiliza en su escrito Máximo Álvarez Rodríguez nos parece totalmente infundada. En la Constitución no existe apoyo alguno a la enseñanza de la religión de carácter confesional en la escuela. Al contrario, del texto constitucional se deduce que el campo de las creencias ha de quedar fuera de las enseñanzas curriculares. El art. 27.3, que tanto se invoca, «garantiza el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones», pero no dice que tal formación tenga que darse en la escuela, ni mucho menos dentro del horario escolar, ni que esta formación deba o pueda ser evaluable, ni que al alumnado que no opte por la enseñanza confesional se le castigue con una alternativa que se le impone. Existen, en cambio, otros principios en la Constitución, más generales y de superior rango, que avalan la postura contraria: la no confesionalidad del Estado, el que «nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias», la libertad ideológica, la separación de poderes entre la Iglesia y el Estado. Ahora que la Constitución cumple 25 años, tras este amplio período de alejamiento, al menos temporal, de oscuras épocas represivas, habrá que ofrecer una interpretación más abierta, más libre, más democrática, menos opresiva, del texto constitucional. La LOCE, en cambio, y su desarrollo, con el apoyo y la connivencia de los sectores más conservadores y neoconfesionales de la Iglesia católica, nos acercan de nuevo al nacionalcatolicismo. «En España cogobiernan la Iglesia católica, nos acercan de nuevo al nacionalcatolicismo. «En España cogobiernan la Iglesia y el PP. Estamos asistiendo a una nueva alianza entre el trono, entendido como Gobierno, y la Iglesia», afirmaba recientemente un famoso teólogo católico, Juan José Tamayo-Acosta, con motivo de la presentación de su nuevo libro. Por lo que respecta a la necesidad de recibir una formación religiosa de carácter laico, Acción Laica-Escuela Libre suscribe plenamente las palabras de la Ceapa con relación a este asunto: «El hecho religioso y la historia de las religiones, el humanismo de cualquier signo, los principios del laicismo, el agnosticismo, el ateísmo..., en suma, los diferentes pensamientos que han dado sentido a nuestra vida, como elementos de nuestra cultura, se han de analizar por todo el alumnado, sin discriminación alguna, dentro de las áreas de historia, sociales, filosofía, ciencias, que correspondan a cada etapa educativa. Nunca como asignaturas o dogmas, excluyendo a un alumnado, frente a otro alumnado». Invoca Máximo Álvarez en defensa de su tesis el art. 27.2 de la Constitución: «la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana». Esta es una de las falacias más peligrosas y más habitualmente esgrimidas por quienes exigen la enseñanza de la religión confesional en la escuela. Sin la religión, dicen, la escuela se queda sin valores. No es cierto. La enseñanza laica es el marco más adecuado para el desarrollo de todos y cada uno de los valores comunes a toda la ciudadanía: la libertad, la solidaridad, la justicia, la dignidad humana, el respeto mutuo, la igualdad, la democracia... En un contexto confesional, del signo que sea, se hace mucho más difícil la formación en tales valores. Muchas de las gravísimas contiendas que actualmente existen en el mundo tienen precisamente su base -al menos una de sus bases- en esta equivocada y cerrada formación confesional. Por todo ello, Acción Laica-Escuela Libre prefiere «estar en Babia», con el CRA de Babia.

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