Voluntad de convivencia

NADA de lo que hagan los hombres es inamovible. A no ser que neguemos el caminar de los tiempos y el imparable progreso de las ideas. Tampoco es inamovible la Constitución española que está elaborada por hombres y mujeres. Lo que, en todo caso, sí es intocable es el convencimiento de que lo cimentado con la fuerza del diálogo debe ser modificado con esa misma argamasa. Aquel trabajo no fue nada fácil: durante los quince meses en los que las Cortes constituyentes trabajaron en la Constitución hubo en España 71 asesinatos... Pero, ladrillo a ladrillo, se levantó el edificio con una vocación muy clara: la de albergar a todos los españoles. Hoy, 25 años después, la carcoma de la deslealtad amenaza a esa magnífica obra de concordia. Pero es más fuerte y cabal la voluntad de convivencia.