SIETE DÍAS
Entre lo importante y lo frívolo
LOS COLEGIOS se han vestido de fiesta para celebrar estos días los 25 años de la Constitución española. No cabe duda de que la efemérides es importante. Incluso inaudita en España, donde hemos estado tradicionalmente más pendientes de abrir brechas de incomprensión que de unirnos en objetivos comunes. Durante esta semana estuve en tres colegios, conviví con los niños durante unas horas. Transcribo algunas reflexiones de esta experiencia: He visto a profesores con notables inquietudes, con un entusiasmo por su trabajo parejo a la preparación, que han hecho apuestas sumamente originales para transmitir a los alumnos la idea de libertad y de igualdad. Mucho ha cambiado la enseñanza en nuestro país... y lo ha hecho para bien. No era difícil de sentir cierta nostalgia por lo que nos perdimos quienes ya no podemos volver atrás. En el CRA de Santa María del Páramo, mediante una representación de marionetas, los personajes más conocidos de nuestros cuentos se disponían a realizar una carrera. La ratita presumida trataba de impedir la participación de todos. Orgullosa de sí misma, era racista y prepotente. Al final hubo de claudicar ante la opinión de la mayoría. En el CRA de Burgo Ranero un programa de radio fue el pretexto para mostrar el valor de la palabra en la convivencia. Un verso de los recitados en antena, y que pudo oirse en la comarca en 14 kilómetros a la redonda, nos definía sin pretenderlo aquel momento que los españoles vivimos hace 25 años: «Rumbo cierto a lo desconocido». Esa fue la apuesta de los españoles. Se caminaba hacia lo desconocido, nadie sabía cómo podía concluir aquella aventura, pero igual de cierto era que se iniciaba el recorrido con ilusión, con generosidad y, sin duda, también con preocupación y hasta con cierta dosis de miedo en no pocos casos. Pero no es menos verdad que comenzaba la marcha con la «certeza» absoluta de que había que intentarlo.En el colegio Maristas Champagnat se escenificó una partida de parchís. El mismo mensaje: las reglas son iguales para todos. Ninguno de los cuatro jugador des tenía fichas diferentes ni tampoco prerrogativas en las normas. Son tres ejemplos de centenares de iniciativas que se han desarrollado durante esta semana en los centros escolares de la provincia para ensalzar la Constitución. La idea ha sido buena, pero tal vez los políticos la hayan desvirtuado un poco. La celebración en los colegios debería haberse quedado en eso, en la conmemoración de una fecha histórica. Como en todos los cumpleaños, en la fiesta. No fue así del todo porque los políticos en muchos casos se empeñaron en responder desde las aulas a la confrontación que en estos momentos protagoniza el nacionalismo vasco y porque al final se habló innecesariamente de lo circunstancias, cual es el debate sobre la oportunidad de modificar algunos artículos de la Carta Magna. Tal vez sea difícil para un niño entender -pero sobre todo innecesario- que algo que se ensalza con tanto fervor como se ha hecho, esté sometido al debate de una hipotética modificación. Algo así como si en una boda, alguno de los invitados suscitara el debate de las capitulaciones ante la hipótesis del divorcio. Por lo menos sería de mal gusto. La Comisión de Comercio del Ayuntamiento ha dado el visto bueno a la tercera fase de las obras de acondicionamiento de lo que pretende ser el recinto ferial de León. Responde así a una iniciativa que abandera la Cámara de Comercio, a la que ciertamente la sociedad leonesa no ha dado excesiva importancia. Uno piensa que esta falta de entusiasmo viene determinada por la carencia de un proyecto ambicioso, que realmente tenga operatividad de futuro. El recinto ferial responde a una vieja idea. Inicialmente se planteaba construir en Eras de Renueva. Después vendría el fracaso de la apuesta por la construcción de un centro comercial como aledaño del campo de fútbol y la idea de alguien de superar el fiasco con otro fiasco. El recinto ferial que se proyecta en León tendrá una superficie de 7.000 metros cuadrados aproximadamente. Un dato solamente: El de Valladolid tenía 25.000 metros cuadrados y este año se ha ampliado en casi diez mil. Esta realidad ha hecho que este año, por ejemplo, la Feria de Turismo de Interior se haya convertido en referencia obligada del sector tanto en España como en el panorama internacional. Es conveniente tener los ojos y la mente abiertos al mundo que nos rodea para aprender de quienes hacen las cosas mejor que nosotros. La sociedad leonesa no se merece las ideas cicateras de quienes tienen la obligación de defender sus intereses con una visión por encima de la boina. El alcalde Francisco Fernández anunció hace unos meses un proyecto para convertir la fábrica azucarera Santa Elvira en pórtico de un recinto ferial más ambicioso. ¿Habrá dos recintos feriales, el de juguete que pretende la Cámara de Comercio y otro más acorde con la importancia que el desarrollo futuro de León requiere? Quede la pregunta para la reflexión, al menos. La celebración de la festividad de Santa Bárbara ha suscitado de nuevo la reflexión en torno al presente y futuro de la minería leonesa. Aquel sector que a finales de la década de los ochenta agrupaba a una población laboral de casi 20.000 trabajadores, apenas da hoy empleo a 5.000. Junto a esta realidad laboral, otra más inquietante: continúa sin despejarse el futuro de las minas que aún permanecen abiertas. Europa admite la conveniencia de fijar una reserva estratégica de carbón que garantice un mínimo de suministro autóctono, ante cualquier eventualidad en las relaciones internacionales, tanto económicas como políticas. Sin embargo, no se acaba de concretar la participación española y existe el temor de que a medio plazo la minería del carbón pase a ser un recuerdo de aquello que en un día no muy lejano llegó a llamarse el oro negro de la provincia. El consejero de Fomento y portavoz de la Junta, el leonés Antonio Silván, quitaba hierro el otro día ante las cámaras de Televisión de León a la crisis política abierta en El Bierzo. El PSOE ahora ha decidido expulsar de sus filas a los consejeros díscolos, comandados por el alcalde de Bembibre, y en el PP replican también las dos facciones encontradas, con el telón de fondo de las listas electorales ante la confrontación de marzo. En Villaquilambre, municipio situado en el alfoz de la capital, los concejales del PSOE y del PP amenazan con atenazar al alcalde de la UPL y en la sombra aparece la amenazante moción de censura encubierta. En el PSOE no están dispuestos a que su representante en Villaquilambre, Miguel Hidalgo, ponga en riesgo la alcaldía de León, que depende del pacto con la UPL Alguien le aconseja que no tiene su suerte. Y su sueldo, claro. Al ver este panorama, al que se suma la absurda discusión sobre las banderas y la Universidad, con empecinamiento por ambas partes, uno llega a la conclusión de que estamos en el mejor de los mundos posibles. Si los políticos se dedican a estos menesteres tan poco productivos, si en el Consejo comarcal el debate más sustancioso es el sueldo de cada uno de los consejeros, cualquier observador ajeno podría concluir que todo es puro divertimento, como corresponde a la ausencia de preocupaciones más importantes. Y es que el problema de este tipo de cosas estriba en que acaban engulléndolo todo, creando la falsa apariencia de que el mundo es de los frívolos y de los aprovechados.