Diario de León

TRIBUNA

Niños entrenados para matar

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JUAN LUCAS
León

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ACABAMOS de celebrar el día de los derechos humanos, pero para más de 500.000 niños en todo el mundo esta fecha y las palabras «derechos humanos» no tienen ningún sentido. Ellos cumplen con la misión para la que han sido entrenados: matar... y morir. Hoy Amnistía Internacional quiere denunciar que en más de 35 países todavía se utilizan niños en conflictos armados. Las cifras hablan de 500.000 niños soldados, pero podrían ser mucho más. Una cifra brutal de menores que se ven obligados a sacrificar su infancia en beneficio del avance político y militar de dirigentes de ejércitos estatales, fuerzas paramilitares, milicias armadas y grupos armados de oposición. En 2002 entró en vigor el Protocolo Facultativo a la Convención de Derechos del Niño, que elevaba la edad mínima de reclutamiento y participación en hostilidades de 15 a 18 años. Este protocolo lo han firmado ya 110 países y 66 lo han ratificado. Entre los que cumplen estos dos requisitos se encuentran la República Democrática del Congo (RDC), Srik Lanka, Ruanda o Uganda. Colombia también lo ha firmado. Pero las últimas investigaciones de la ONU demuestran que en todos estos países se utilizan niños soldado en los conflictos que se libran en su interior. En Colombia, por ejemplo, hasta 14.000 menores participan en hostilidades y en la RDC, el 35% de las tropas de los bandos enfrentados son niños. En general, a los niños se les secuestra en la calle o se les saca de sus centros de estudio, campos de refugiados o campos de desplazados internos. A otros muchos se les fuerza a salir de sus casas a punta de pistola. A otros se les recluta cuando juegan cerca de sus casas o cuando caminan por carreteras o caminos. También, algunos niños se unen a las fuerzas del ejército o la milicia de forma voluntaria, empujados por la pobreza que padecen o por las condiciones de desigualdad que soportan, con el telón de fondo de la separación de sus familias y el desplome de los servicios sociales básicos, como los centros educativos y de salud. Una vez reclutados, se suele enviar a estos niños a campos de entrenamiento junto a los adultos reclutas para que reciban formación y adoctrinamiento militar. En estos campos suelen recibir un trato violento. Tras varias semanas de entrenamiento, se les despliegua en las líneas de combate para utilizarlos como carne de cañón. Allí se les obliga a servir como señuelos, como detectores de la posición enemiga, como guardaespaldas de sus comandantes o como esclavos sexuales. La mayoría de las niñas soldado han denunciado haber sido violadas o explotadas sexualmente por sus jefes militares y otros soldados. A menudo, también se utiliza a niños y niñas como porteadores de la munición, el agua o los alimentos, y como cocineros. También se obliga a los niños reiteradamente a cometer abusos, entre ellos violaciones y asesinatos, contra civiles y soldados enemigos. A algunos se les fuerza a matar a miembros de su propia familia, y a otros a participar en actos sexuales y de canibalismo con los cadáveres de los enemigos muertos durante los combates. A menudo se les administran drogas y alcohol para hacerlos insensibles a las emociones cuando cometen estos crímenes. En muchos casos, los niños soldado quedan marcados de por vida. Insensibilizados y profundamente traumatizados por las experiencias que han tenido, a muchos les siguen asediando los recuerdos de los abusos que presenciaron o que les obligaron a cometer. En el caso de las niñas soldado, además de la brutalidad y el trauma derivados de la violación en sí, las agresiones sexuales pueden producirles lesiones físicas graves y embarazos forzados, así como contagio de VIH y otras enfermedades de transmisión sexual. Los programas de desmovilización no cuentan con apoyos institucionales suficientes en los países en conflicto. Además de que reubicar a niños combatientes supone un elevado coste y una inversión económica en programas de salud, atención psicológica y reinserción cultural que en la mayoría de los casos los países afectados no pueden afrontar. La rehabilitación es un camino largo pero puede recorrerse con voluntad política y con presión internacional. De momento, se ha dado algunos avances y la coalición para acabar con la utilización de niños soldado, de la que Amnistía Internacional forma parte, trabaja para reforzar el derecho internacional y para establecer procesos de vigilancia y presentación de informes con el fin de recabar datos sobre estas prácticas. En el plano legal, la presión internacional ha conseguido algunos éxitos. Actualmente, el reclutamiento y utilización de niños y niñas soldados menores de quince años de edad en los conflictos armados ha sido tipificado como crimen de guerra y cae dentro de la jurisdicción del Tribunal Penal Internacional para Ruanda y del Tribunal Penal Internacional Para poder abordar la cuestión de la impunidad de los responsables de estas prácticas ha de ponerse a disposición de la justicia a los sospechosos de reclutarlos y utilizarlos. Ya existe un caso de procesamiento judicial: el ex presidente de Liberia, Charles Taylor ha sido procesado por la Corte Especial de Sierra Leona por crímenes de guerra, entre los que incluía el reclutamiento y utilización de niños soldado, lo que supone un punto de partida contra la impunidad de estos crímenes, a pesar de que la Corte de Sierra Leona sólo tenga jurisdicción en este país. Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer. Para Aministía Internacional, la movilización ciudadana puede frenar el drama de los niños soldado. Una llamada de atención de la ciudadanía podría hacer que los gobiernos se tomaran en serio este problema y aportaran soluciones, tanto de presión como de desmovilización. De momento, el gobierno español, como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, podría promover la adopción de medidas sancionadoras dirigidas a cualquier parte involucrada en un conflicto que reclute niños y niñas soldado o buscar la aprobación de medidas sancionadoras dirigidas a los Estados que exportan armas a países en los que existe constancia de reclutamiento de niños y niñas soldado.

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