Martín Villa, a Sogecable

DESCONOZCO si Rodolfo Martín Villa tiene carné de conducir. Si lo sacó fue por capricho, no por obligación. Desde que era mozalbete siempre ha viajado en coche oficial. Y con chófer. A punto de cumplir los 70 años no se ha bajado del asiento de atrás. Ahora lo necesita: sus ojos se han ido quemando de tanto escudriñar en expedientes, decretos, leyes y proyectos. Hubo un ministro franquista, Pío Cabanillas Gallas, al que se apodó como «el incombustible». El hijo no superó su propio estilo manipulador: ni siquiera vio una huelga general en nuestro país cuando estábamos cruzados de brazos y con las persianas metálicas bajadas. Pío fue un aprendiz al lado de Rodolfo Martín Villa. Este leonés del Páramo, ingeniero industrial, número uno de su promoción y funcionario del Cuerpo de Inspectores de Finanzas del Estado, se sentó a horcajadas en el vértice del poder con apenas 21 años y ahí sigue. Tal parece que usa trajes de amianto, no de Emidio Tucci, ni de Jorchus. Es indestructible. No voy a citar su currículo completo, entre otros motivos, porque es tan denso que no entra por este balcón. Sólo daré algún apunte: casado, dos hijos, fue jefe nacional del SEU en edad de hacer la mili, director general, secretario general de la Organización Sindical, gobernador civil de Barcelona, ministro de Interior y de Administración Territorial, senador por designación real, y vicepresidente del Gobierno. Siempre ha estado al servicio del poder. Sus habilidades y capacidades le avalan. Ha toreado en corrales donde era casi seguro salir corneado. Y no, no. Ni siquiera la legalización del PCE, con Santiago Carrillo luciendo una peluca clandestina, le embetunó. Apenas ha sufrido ligeros rasguños. Capeó bien en la dictadura y en la democracia. Cuando se le suponía una jubilación de oro y obligatoria, llegó José María Aznar y le nombró presidente de Endesa. Y todavía después le encomendó ejercer de pararrayos del Gobierno en la tragedia medioambiental del «Prestige». Todos creímos que era un político/ejecutivo amortizado. Quiá. Acaban de rescatarlo como consejero y miembro de la Comisión Ejecutiva de Sogecable. Es el paso previo a su designación como presidente, que será ratificado en la próxima Asamblea General de Accionistas. Como es público y conocido, Canal Satélite Digital y Vía Digital se han fusionado. Vía no aguantaba ni el tirón ni las pérdidas. En el pacto se selló que la presidencia del consejo la ocuparía un hombre de Telefónica y que sería consejero delegado el designado por Prisa. Y Telefónica, gobernada por un amigo de Aznar, César Alierta, ha recurrido a Rodolfo Martín Villa, el eterno comodín al servicio del poder. Será el que vele por los intereses de la operadora. El de Prisa ya está asignado: Javier de Polanco. Martín Villa tampoco necesitará conducir en este cargo. Si se examinó y aprobó el carné de conducir fue por capricho. Supongo que lo dejó caducar.