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Publicado por
JOSÉ CAVERO
León

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CUANDO, en distintas ocasiones, se le había preguntado sobre eventuales planes de visitar Irak, el presidente Aznar había negado sistemáticamente que pensara tal cosa. ¿Cómo podía pensarse que iba a hacerse esa clase de fotografía electoralista si se negó, también por sistema, a viajar al chapapote del «Prestige», mucho más cerca, e incluso criticó con severidad a quienes hicieron ese viaje a los vertidos gallegos? Y sin embargo, el pavo de plástico de su amigo Bush parece que le movió a cambiar de actitud. Como el presidente de los Estados Unidos también ha efectuado un viaje relámpago en pleno silencio, oscuridad y sigilo. Para más disimular, el viaje se efectuó horas después de que, desde la propia Moncloa, se hubiera dirigido un intercambio de mensajes, por vía satélite y desde la pantalla de una conferencia audiovisual, con los mandos y tropas que España tiene en este instante en unos cuantos puntos del Globo: Afganistán, Djibuti, Kuwait, el Océano Índico, la Antártica, Bosnia y Kosovo, y por supuesto, en Irak. En total, 3.500 soldados españoles trabajan en el extranjero por la paz, y a ellos dirigía su mensaje el presidente del gobierno en esa videoconferencia. Y a todos decía el mismo mensaje que, horas más tarde, llevaba personalmente al Irak post Sadam de la invasión americana: «Trabajáis por un mundo más libre, más estable y más seguro, y para que en el punto en que os encontráis pueda existir más estabilidad, convivencia y libertad». Y con el mensaje que ha venido siendo imprescindible e inevitable en Aznar: que allí donde están plantan cara a la mayor amenaza que vive el mundo: «la amenaza terrorista». Pues bien, parece claro que, de entre todas esas misiones en las que participan tropas españolas, hay una que merece atenciones muy particulares, hasta el punto de merecer la atención privilegiada de una visita presidencial. De un presidente que ya no necesita fotografías electoralistas. Aunque tal vez sí necesite seguir justificando la presencia misma de esos contingentes en una misión con escasa razón de ser.