EL RINCÓN
Un fantasma rentable
LA PRINCESA Diana de Gales abandonó la vida, pero no las páginas de las revistas del corazón y otras zonas más bajas. Han pasado más de cinco años desde que la hermosa tontaina dejó de posar, pero sus fotografías siguen saliendo. Ahora es el diario británico 'The Independent on Sunday' el que le echa leña al fuego fatuo de su tumba dando la noticia de que estaba embarazada cuando se accidentó o la accidentaron, que eso está por ver, o sea que no se verá nunca. El informe sobre la investigación judicial tenía 6.000 páginas, pero en ninguna de ellas se hablaba de su preñez, a pesar de estar preñada de datos. Dijeron que el culpable de que el suntuoso Mercedes chocara contra una columna en un túnel fue el chofer, que le daba al frasco impetuosamente. No se lo creyó nadie. ¿Cómo el conductor de Lady Di va a ser un castaña habitual? Lo hubiera olido ella, a pesar de no ser muy avispada, o su novio, Dodi Al Fayed. Sobre todo se hubiera dado cuenta el padre de éste, que es el dueño de los célebres almacenes Harrods y tiene muy buen olfato para los negocios. Fue él quien divulgó la tesis de que había sido un crimen de Estado. Alguien no quería que aquella rubia espiga se trasplantara a un trigal moreno. Cualquiera sabe, hay muchas cosas verosímiles que no son verdad, pero el fantasma de Diana sigue siendo rentable y eso es lo que importa. El público en general necesita mitos y ella ya lo era en vida, antes de demostrar que los Mercedes son más blandos que las columnas de los túneles y el corazón de los príncipes puede ser más duro que ambas cosas. Carlos, siempre enamorado de Camila, estuvo a punto de dar su reino por un caballo, como me permití decir cuando se produjo la separación, pero esa terquedad favoreció mucho la leyenda de Diana y la leyenda, como dijo Cocteau, es una mentira que al final se vuelve historia. El caso es que, salvo nuestra Letizia, llega un momento en el que no hay princesas que cantar.