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León

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VOY A ESCRIBIR la carta a los Reyes Magos y les voy a pedir un poquito de carbón. También una ayudita de Caja España, que, como El Corte Inglés, tiene derechos sobre Melchor, Gaspar y Baltasar y retrata a sus pajes con polaroid para mayor gloria de la infancia. Espero llegar lejos a pesar del gas boliviano y el petróleo iraquí que codician los amos del universo. Y no me llamen ilusa... Con menos empezó el negocio del carbón Victorino Alonso en las minas leonesas. Un poquito de carbón en Busdongo y unas concesiones estupendas en el Bierzo, las de la olvidada «Victoriano González». Por entonces, el empresario declaró ante un juez que su único patrimonio era una moto; ahora lanza opas en su propia empresa, la MSP, el buque insignia de la minería privada del carbón en España, mientras despide a delegados sindicales en Palencia. Victorino Alonso, en medio de la crisis del carbón, ha logrado sacar beneficios de la Minero, una empresa que llegó al ridículo de repartir bombones entre el accionariado para endulzar los años de vacas flacas y números rojos. Eran muchos y desconocían hasta el escándalo la situación de las minas. Hay que reconocer que el empresario leonés se hizo cargo de un desastre. La Minero empezó a caer en picado en los años 80 y lo último que hicieron sus nefastos gestores fue vender los terrenos que compró en Ponferrada en los años 20 para (no) construir el sueño siderúrgico de Lazúrtegui. Hubo un momento en que la MSP sólo tenía de avales a sus trabajadores y las reservas de carbón. Todo lo demás eran deudas. Caja España se disfrazó entonces de hada madrina y con su varita mágica tocó a don Victorino Alonso y le dijo: «Ahí tienes, la MSP es tuya». Fijénse, se peleaban varios por una ruina. Los planes del carbón y la mano firme del empresario -rodeado de cráneos más privilegiados que el Max Estrella de Luces de Bohemia- hicieron el resto. Hoy el empresario hasta vende pisos en Ponferrada ( incluso a mineros prejubilados).

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