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EL BALCÓN DEL PUEBLO

León, para los osos y las aves

Publicado por
J.F. PÉREZ CHENCHO
León

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HANVUELTO casi todos a casa, como en el anuncio, por Navidad. Entre ellos, el máximo responsable político y orgánico del socialismo español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el secretario confederal de Comisiones Obreras, José María Fidalgo. El frío no les congeló la sonrisa en sus garbeos por nuestra ciudad. Tampoco el cerrojazo de la segunda legislatura de Aznar imponiendo su rodillo en la aprobación en solitario de la reforma del Código Penal o de las últimas enmiendas a la ley de Presupuestos Generales del Estado. Ya tocaron madera en Nochebuena, felicitándose por el fracaso de ETA en su intento criminal de teñir de rojo -rojo de sangre- al país, y ayer mismo fruncieron el entrecejo al escuchar en la tele los acuerdos del Consejo de Ministros. El aparato de propaganda es majestuoso. Entre los acuerdos figura el establecimiento del salario mínimo interprofesional en 460,20 euros para el 2004 y el aumento de la pensión de viudedad en un 10,5%. Zaplana redondeó otra jornada para el estudio obsceno de un medio público, completada con los anuncios de casi todos los ministerios: «Bajan los impuestos, sube el bienestar» y otros de semejante tenor. Quizá, ni a Rodríguez Zapatero ni a Fidalgo les han entregado todavía el informe del CES de Castilla y León. Es diáfano. Reconoce que el desarrollo de la comunidad pasaba por el eje Valladolid-Palencia-Burgos y se ha marginado por completo a León y las otras dos provincias que giran sobre el mismo buje, Zamora y Salamanca. También reconoce el retraso tecnológico en nuestra provincia. Un informe que confirma lo que se venía sosteniendo en León desde hace tiempo y que la burocracia de Valladolid, con altavoces populares aquí, calificaba de «victimismo». Después de este reconocimiento oficial, se supone que en el 2004 la Junta va a corregir el desequilibrio. Un desequilibrio que, en lo que se refiere a León, se ha traducido en pérdida preocupante de población joven excelentemente preparada. Sin embargo, no parece que los problemas de León sean exclusivamente derivados de la actuación de la Junta. Nos vamos enterando que lo mismo da que los proyectos de desarrollo sean para la explotación de carbón en Villablino, para San Glorio, o para el circuito de La Bañeza. Cada vez que se proyecta algo en León, el cepo es siempre idéntico: se trata de una zona protegida, ya sea montaña, río o páramo. Tal parece que León sea, en su totalidad, una reserva ecológica. La semana pasada se ha montado una plataforma ecológica contra la construcción de la estación de esquí de San Glorio. Se oponen porque es territorio de osos y de urogallos. Si fuera así, sería una señal inequívoca de que abundan tanto que no merece la pena protegerlos. También al circuito bañezano de velocidad le colocan trabas: es zona de especial protección de aves. Vuelan en toda España, pero sobre la Valduerna mucho más. Deben aclarar estos asuntos los responsables políticos de la Junta. Si todos los proyectos para León se van a encontrar con obstáculos que los hacen imposibles, tendremos que emigrar los leoneses y dejar la provincia para los osos y para las aves.