EL RINCÓN
De ida y vuelta
EL ACUERDO de repatriación de menores firmado con Marruecos permite que todos los que lleguen a España no acompañados sean devueltos a las autoridades fronterizas. No dejemos que los niños se acerquen a nosotros: son muchos y tienen un apetito enorme. Esas dos circunstancias les convierten en ilegales. De momento son «niños ilegales», pero mañana serán hombres fuera de la ley, o sea, forajidos, que etimológicamente significa salidos de afuera. En esa situación hay ya 2.800 niños y es mucho más fácil lamentar su situación que resolver su problema. De momento se ha optado por devolverlos a su mal llamada patria. ¿A porte pagado?, ¿contra reembolso? Lo único que puede asegurarse es que el viaje de vuelta será bastante menos azaroso que el de ida, ya que no lo harán en pateras, sino acompañados de policías que anteriormente tendrán que realizar arduos trabajos para averiguar todos los datos posibles sobre la situación de estos adolescentes para saber si realmente tienen o no tienen familia que esté dispuesta a hacerse cargo de ellos. El reino alauí no es de este mundo laboral: por eso vienen en grandes bandadas en busca de trabajo y una vida digna. ¿Qué pueden hacer si no tienen la inmensa suerte de encontrar un empresario desaprensivo que los explote? Los más afortunados trabajarán en condiciones infrahumanas a cambio de unas monedas que tendrán que gastarse en comida. Una experiencia nueva para ellos eso de comer, pero los que tengan menos suerte deambularán por nuestras calles y mercados dando un mal ejemplo a los niños españoles de la misma edad escolar. Su Majestad el rey Mohamed VI parece que se está dando cuenta el problema de la inmigración, gracias a la avalancha de subsaharianos que llegan a su territorio. Por eso ha sido posible el acuerdo de repatriación, ya previsto en la cumbre de Marraquech. Lo extraño es que sigamos hablando de niños. Lo que vinieron en pateras huyendo del hambre se hicieron bruscamente hombres en el trayecto.