Diario de León
Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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LOS POLÍTICOS están convencidos de que hay que renovarse o matarnos de aburrimiento. Fieles a la costumbre de ofrecernos horizontes más amplios, todavía no divisables, no han querido que se les acabe el año sin hacernos nuevas proposiciones. Nunca es tarde si las promesas son buenas. En el programa del PSOE se incluyen medidas radicales de eso que llaman discriminación positiva, que no deja de ser una injusticia. Quieren que el hecho de ser mujer sea una ventaja en España y no como ha venido siendo hasta hace muy poco tiempo, cuando reinaba la galantería y los más corteses caballeros le cedían su asiento en el autobús y le negaban el derecho al voto. «Animal de lujo en las clases altas y animal de carga en las clases bajas», se dijo, con cierta brutalidad no exenta de precisión. Lo que ahora se propone es una revancha sin efectos retroactivos. Las mujeres, si se cumple el programa socialista, tendrán prioridad para entrar y ascender en la Administración, paridad en la dirección de organismos públicos y listas electorales con una proporción de sexos obligatoria de al menos un cuarenta por ciento. Total, que se pretende enmendar una injusticia con otra. Preferimos cualquier cosa antes que la deseable igualdad. También promete el Partido Socialista reducir a cuarenta y cinco días la espera en operaciones quirúrgicas. Está claro que si todas las mujeres, salvo las afiliadas al Partido Popular, y todos los pacientes, excepto los que ya se han operado, se creen estas promesas, la victoria está realmente asegurada. Al lado de las ofertas socialistas, las de los populares son una birria. Mariano Rajoy dice que la Administración no está en condiciones de ceder más competencias y asegura que si llega a ser presidente del Gobierno no se aprobará el Plan Ibarretxe, que por cierto es del plan del que más se habla desde los tiempos del plan Marshall. Por si fuera poco, advierte que gobernar implica también decir no. Hay que acertar con las promesas de fin de temporada. Siempre hay gente que se las acaba creyendo.

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