Cerrar
Publicado por
RAMÓN MARÍA ALLER
León

Creado:

Actualizado:

ES DIFÍCIL encontrarse con ciudadanos que opinen que los tres políticos que dejan sus poderes (Aznar, Arzallus y Pujol) son tres genios e igualmente complicado puede resultar charlar con alguien que califique a los tres de fantoches. Las opiniones más comúnmente expresadas son las de quienes reparten sus calificaciones favorables y negativas para otorgárselas a esos políticos que han cubierto una amplia etapa en la historia de España o de alguna de sus regiones y que dejan un país bastante crispado. La política se orienta a la armonización de intereses en conflicto, pero esos intereses les representan y garantizan personas que, también en función de su talante, actúan de manera diferente. Está claro que no es igual para el PSOE, ni para España, que al frente de ese partido esté Zapatero, Almunia, Borrell o Felipe González, como tampoco es lo mismo para los populares ni para los españoles que el PP sea dirigido por Fraga, por Hernández Mancha, por Aznar o por Rajoy... Lo de los nacionalistas es más complicado, pero sigue idéntico patrón: a Pujol le sustituye Mas en el partido y Maragall en el Gobierno; la sustitución de Arzallus por Imaz también puede notarse, singularmente cuando el líder histórico no ha conseguido colocar a su favorito. A veces, la política no parece orientada a la solución de conflictos, y ello ocurre cuando parece percibirse, como en el caso de los tres que dejan el poder, que son los políticos quienes los generan. Por eso hay que alegrarse de la renovación, casi de cualquier renovación, de las personas que tienen poder para que impriman su huella de manera diferente y puedan conseguir un país más vivible que no parezca permanentemente crispado, especialmente cuando da la impresión de que no existe riesgo de redención alguna.

Cargando contenidos...