Empleo: pintan bastos

MANUEL Alcántara es un venerable de la pluma, un mediterráneo luminoso. Todos los días comparece desde su «Rincón» a mi lado en este periódico. Y todos los días admiro su magisterio. Ya quisieran escribir así los ángeles. Ayer rubricó una columna hermosa y dolorida. Es propia de un poeta social. Bajo el título «Pobres intermedios», elevaba su quejido por los millones de españoles que si comen, no cenan. Se refugian al amor del sol. Dicen que hay, sólo en su Andalucía blanca y verde -es malagueño- dos millones que alargan la mano pidiendo para subsistir. Son pobres solemnes. «Y ser pobre -rotundiza- es como ser extranjero en tu propio país y los que hablan de «santa pobreza», además de hablar de oídas, son unos gilipollas de mucho cuidado». El maestro escribió su columna el mismo día que el Instituto Nacional de Estadística (INE) hizo públicos los datos sobre el paro en nuestro país. Quizá no le llegó la copia a tiempo. El Instituto ratifica que Andalucía fue la comunidad española en la que más hombres/mujeres de brazos caídos encontraron trabajo. Disminuyó el paro en 7.078 personas, o bajó en el 1,9%. Los datos confirman que Andalucía es tierra de acogida de pobres, pero no los fabrica. Lo que sucede es que allí pueden dormir a la orilla del Guadalquivir sin temor a morir de neumonía, algo imposible en estos días de carámbanos a la vera del Bernesga o del Pisuerga. La comunidad andaluza tiene una provincia menos que Castilla y León. Es la segunda de España. Pero en Castilla y León, la más extensa, aunque muy débil en densidad, el paro se disparó en diciembre pasado con 3.625 personas más, lo que elevó la tasa a la inquietante cifra de 102.277 trabajadores sin empleo. Un dato negativo que ni el gabinete más sibilino será capaz de blanquear. Nos han bombardeado, una y otra vez, con buenas nuevas: Somos la comunidad con mayor crecimiento económico, por encima de la media nacional, pero la realidad parece otra. Castilla y León supera en más de medio punto el número de parados. Si a ello hay que añadir el decrecimiento poblacional, tendremos que concluir: el discurso de la Junta, que se sintetiza en la política de pleno empleo, no contará con suficientes altavoces para ser creíble. También en León pintan bastos. El INE facilitó datos heladores, como las escarchas que blanquean las praderas en la montaña leonesa. Diciembre elevó el cupo del paro en casi 500, que serán más si el Ayuntamiento ejecuta los despidos anunciados. Se nos ha ido el 2003 con 18.785 leoneses sin trabajo. Con más negrura en el horizonte. Pero, además, algo despide un tufo especial, al descubrir que en el sector más dinámico, la construcción, el paro se disparó al 37,67%. Tal vez tenga razón un célebre patrono del ladrillo cuando dice: «Albañil con corbata, chungalata». No sé qué significa, pero suena bien. Manuel Alcántara, que fue boxeador aficionado, le metió un gancho al hígado a la estadística de Cáritas sobre los menesterosos. Ganó por K.O. Aquí, aunque se harte de pegar directos a la nariz y a la boca, tiene muy difícil ganar el combate. Sobran encajadores. Y mansos.