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GERARDO GARCIA MACHADO PRESIDENTE DE LA UNIÓN DE CAMPESINOS A. DE LEÓN
León

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CORRÍA el mes de septiembre del año 1996 mientras dos pájaros de la familia de las rapaces sobrevolaban la Diputación Provincial, acechando la partida presupuestaria que contenía diez millones de pesetas, destinadas a los Sindicatos Agrarios Provinciales (OPAS) las dos aves eran los sindicalistas Turrado y Llorente, ó viceversa. Se abalanzaron sobre la caja del dinero y, demostrando una honradez a toda prueba, hicieron este reparto: cinco millones para tí y cinco millones para mí. Y esta deshonesta propuesta la llevaron a la Comisión de Agricultura el día 16 del mismo mes y año para su aprobación. Pero el presidente de dicha comisión, Faustino Sutil, (miembro de Asaja y del PP), que no era tonto del todo, les rectificó ligeramente el atropello, pues preveía el escándalo que se formaría y finalmente el reparto quedó así: cuatro millones para Asaja, cuatro millones para Ugal-UPA y un millón para Coag, medio millón para Acurele y medio millón para la Asociación de Fruticultores del Bierzo, de Raúl Valcarce y sus circunstancias. Turrado y Llorente quedaron rechinando por que no lo habían comido todo. Los vocingleros de Coag, dieron unos gritos, por no perder la costumbre, y llevaron el atropello al Procurador del Común de Castilla y León, que en este caso es una medida tan inútil como intentar ponerle puertas al campo. Raúl Valcarce se calló, pues no contaba con nada. Y el firmante, con autorización de la Comisión Ejecutiva y sin un ruido, presenté recurso ante la sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL). Y así a los seis años, el día 9 de abril del 2002, dicha sala dicta sentencia con número 462/2002, nos da la razón a Acurele, le propina un gran varapalo a los responsables de la Diputación, calificándolos de temerarios, obliga a devolver las cantidades percibidas y condena expresamente en todas las costas a la institución provincial. La sentencia se hace firme el 12-9-2002, y la Diputación Provincial notifica la reclamación de las cantidades percibidas a las opas el 10-6-2003, previniendo de los plazos y, en caso de demora, el recargo del 20% y los intereses correspondientes. Por mi parte, ordené el ingreso dentro de plazo, el día 1-7-2003; Coag ingresó no sabemos cuándo. Y al día de la fecha, no lo han ingresado ni Turrado, ni Llorente, ni tampoco Raúl Valcarce, los tres gallos del corral. Si creen que no van a abonar hasta el último céntimo, están totalmente equivocados, porque a continuación vamos a analizar la maraña que estos tres chantajistas tienen tendida en el Palacio de los Guzmanes. A principios de noviembre pasado, alguien con poderes suficientes de este sindicato preguntó en Intervención de Fondos si las devoluciones de referencia se habían realizado. La contestación del tonto ilustrado que fue requerido no tiene desperdicio. Transcribo literalmente: «Ese es un asunto privado de la Diputación». El responsable del departamento es el interventor, y fuera él o uno de sus subordinados debe saber dos cosas. La primera que en la Diputación no hay nada privado, salvo los bolsos de las señoras funcionarias y el guardarropa de los señores funcionarios. Todo lo demás es susceptible de investigarse, a no ser que quienes trabajan allí y cobran de nuestros impuestos crean que los contribuyentes somos una asociación de tontos sin fronteras. Y la segunda, que si quien contestó era un funcionario del departamento, el interventor lo debe poner a pegar sellos en el pasillo. Y si era el propio interventor, que lo envíen de escribiente al Ayuntamiento de Oencia, previa oposición, por supuesto. Pero no paran aquí los disparates. Requiero formalmente por escrito la situación de las devoluciones con fecha 10-11-2003, y se me contesta quien ha pagado y quien no; pero que van a realizar una convocatoria extraordinaria en enero de 2004, que no tiene otra finalidad que recoger el dinero con una mano y dárselo con la otra. ¿Y a qué viene este enredo, que quizá sea legal pero es amoral? Pues ni más ni menos que, ateniéndose a las bases publicadas el 7-7-2003 en el BOP siguiendo el acuerdo del la Comisión de Gobierno de 2-5-2003, en el apartado tercero de la base quinta dice como sigue: Será requisito necesario para la concesión de ayudas y subvenciones con cargo a los Presupuestos Generales de la Diputación Provincial de León el estar al corriente de las obligaciones pecuniarias de cualquier clase con la misma. Dicha obligación se realizará con relación a la fecha de publicación de la convocatoria. Dicho de otro modo, los morosos, no tienen acceso a cobrar las subvenciones correspondientes a 2002 y 2003. Como quiera que las condiciones que han publicado las tienen que respetar, les guste o no, para atender la golfada de los dos sindicaleros, cuyo chantaje no cesa, hay que inventar algo, pues aunque el agujero de la Diputación es de 18.000 millones de pesetas, qué más da que el tigre tenga una raya más si es dinero público, aunque Intervención de Fondos sea un asunto privado, y como siendo morosos no pueden acceder a la subvención de 2003, pues se inventan una convocatoria extraordinaria y asunto arreglado. Deje el dinero que corresponde a estos sinvergüenzas en la caja, señor presidente, y atienda otras prioridades. Evitará de ese modo algún dolor de cabeza. Ni el diputado de Asaja, Lupicinio Rodríguez, ni usted debieran fiarse de gentuza cuyos comportamientos son manifiestamente mejorables, ya que los problemas económicos que tienen ambos, según fuentes dignas de crédito, son superiores a las subvenciones que les pueda otorgar la Diputación, salvo que les de el presupuesto anual completo. Estos dos personajes -Turrado y Llorente- se tienen un odio africano, pero hay que ver cómo echan pelillos a la mar cuando hay algo que repartir, como en este caso, que no será el único, pues en todos los lugares que estampan su firma representando a los agricultores y ganaderos de León, o es que son muy lerdos, o hay a cambio alguna prebenda o convoluto, pues en la historia de la democracia nunca los adversarios naturales de los agricultores, estuvieron tan legitimados para abusar de éstos como lo están ahora. Deduzca el amable lector, que las pesetas de la Diputación son una anédocta, y si a este nivel sucede esto, escalando unos cuantos peldaños las cifras se supone que serán mareantes. Todas las profesiones son dignas, pero cuando determinada gente no tiene oficio, en España tiene un calificativo. Cada lector aplique el que le parezca oportuno. Estos dos personajes, pegados como lapas, uno al PP, y otro al PSOE, no tienen otro concepto de la política, que ordeñar todo lo que pueden para sus fines. Algún día habrá que analizar si los culpables son ellos o los propios partidos que los soportan.