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Publicado por
LORENZO B. DE QUIRÓS
León

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EL PRECIO de la vivienda se encareció un 15,8 por ciento en el transcurso del pasado año y según parece mantendrá una tendencia alcista, aunque más moderada, a lo largo de este año. En los últimos años, el ladrillo se ha transformado en oro y los españoles invierten en él porque desean, y es una aspiración legítima, tener una casa en propiedad y también porque la espectacular revalorización de los activos inmobiliarios les permite obtener una rentabilidad superior a la proporcionada por otras inversiones. Ese permanente aumento del valor de los pisos hace que en estos momentos el endeudarse no suponga un problema realmente extraordinario porque las familias creen que sus deudas se ven más que compensadas por la revalorización de las casas. El mercado de la vivienda es como los demás. Si la demanda se incrementa y la oferta no lo hace en la misma proporción, los precios suben de manera inexorable. Desde esta perspectiva es claro en donde está el problema, en la escasez artificial de suelo urbanizable generado por quienes tienen competencias sobre la materia: los ayuntamientos y las autonomías. Son los políticos periféricos los que restringen la oferta de suelo para encarecerle y obtener ingresos. Quienes pagan esa decisión son los compradores de casas. Esa es la principal razón de la carestía de la vivienda en España y el resto es literatura. Sin duda, la recuperación de otras alternativas de inversión, como la bolsa, contribuirá a suavizar el alza de los precios inmobiliarios pero no con la intensidad suficiente. La combinación de adquirir un activo valioso, una casa, junto a las desgravaciones fiscales derivadas de esa decisión junto a unas tasas de interés en mínimos históricos no permiten esperar una corrección a la baja significativa de los precios de la vivienda. Si además, la economía crece más a lo largo del presente año, lo que es casi seguro, la tendencia al alza continuará. Sin duda alguna que lo hará.