La pesadilla

LA AUTÉNTICA pesadilla no son los nacionalismos sino la falta de lealtad de los nacionalismos. Los responsables políticos que han estado y están al frente de los partidos nacionalistas no han estado ni están a la altura de un momento histórico excepcional con un horizonte de estabilidad y concordia que se toca con los dedos de la mano. Y que se desprecia olímpicamente. Tampoco los partidos «estatales», supuestamente aglutinadores de lo nacional-español, han acertado con fórmulas que faciliten el entendimiento de lo esencial: hay una forma estupenda de ser español que es ser vasco y catalán y gallego y andaluz... Pueden buscar errehaches pero aquí, quien más quien menos, ha mamado mil leches. Y esa es nuestra riqueza. (La cosa no se soluciona con las ecuaciones electorales de Ibarra).