La cucaña y el lunático

CUANDO alguien se propone algo y lo persigue con firmeza, haciendo de eso el objetivo de su vida, la mayoría de las veces no lo consigue. Querer no es poder, pero si se quiere apasionadamente algo facilita mucho las cosas tener dinero. El presidente Bush, que se está convirtiendo en un lunático, ha anunciado sus proyectos colonizadores del espacio a diez meses de las elecciones. En la NASA están creando unas naves que sustituirán a los transbordadores espaciales, que comparados con ellas son unos modestos utilitarios. La Luna será la primera base, allá por el 2015, y después, todo seguido, a mano derecha, se llegará a Marte. Alcanzar lo más alto de la cucaña, arriesgándose al batacazo, ha sido siempre un empeño humano, pero por ahora nos siguen interesando más las cosas que suceden a ras del suelo. Tampoco las descuida el Emperador, que acaba de anunciar un plan millonario para promover el matrimonio tradicional. No es partidario de que haya familias formadas por papá y papá, ni por mamá y mamá y quiere que, para darle la necesaria amenidad al vínculo, sigan siendo de distinto sexo. Le va a costar su dinero, que por cierto no es suyo. Siempre el dinero. Ahora entre nosotros se vincula el pago de 2.500 millones a Andalucía a un triunfo del PP. Que el ministro de Hacienda ponga esa condición, según la Junta, es un auténtico chantaje. También según el diccionario, que habla de «presión que, mediante amenazas, se ejerce sobre alguien para obligarle a obrar en determinado sentido». Es una sabia doctrina la que predica la impavidez ante el azar y la moderación de los deseos. La joven palestina que se ha convertido en la primera mujer suicida casada y con hijos, soñaba con convertirse en mártir desde los trece años. Los designios de Alá son inescrutables. Fíjense en el caso del imán de Fuengirola, al que le han buscado un lío por escribir un libro en el que hay un manual de instrucciones para pegarle a las mujeres con una varita y sin dejar huellas. Con el palo de la cucaña habría que endiñarle a él.