CON VIENTO FRESCO
De plazos y deudas
NO HAY plazo que no llegue, ni deuda que no se pague; el plazo se ha cumplido y algunos exigen ahora cobrar la deuda. Escribí en el verano que la postura política de los seguidores de Angel Escuredo, tanto en la Diputación como en el Consejo Comarcal, le pasaría a éste factura en las elecciones de marzo. En la Diputación su grupo, contra el acuerdo de la dirección del PP, impuso sin paliativos a sus candidatos; en el Consejo, en contra de un sector importante del PP comarcal, apoyó, sin justificar con claridad su postura, la elección del socialista Ricardo González. En ambos casos sus seguidores proyectaron una imagen de desunión del PP, que ha causado un gran enfado en la dirección de este partido, que sabe que su mejor propuesta, en contraste con las taifas del PSOE, está justamente en ofrecer un partido cohesionado internamente, que defiende un programa común en toda España. En Diputación la cosa salió bien. El PP necesitaba todos los votos de sus diputados para alcanzar el gobierno de la institución; por eso la dirección provincial hubo de transigir en la elección de los diputados del Bierzo por los afines a Escuredo. Al presidente no le ha quedado más remedio que hacer de tripas corazón; hasta ahora es un problema aparentemente solucionado, aunque de forma latente, y como espada de Damocles, pende sobre Javier García y la propia institución la ruptura de este apoyo. En el Consejo Comarcal la cosa ya no salió tan bien; apoyaron extrañamente al candidato socialista provocando la ruptura con sus compañeros del PP, y dando lugar a una trifulca mediática que todavía colea. Aquí este partido no tenía posibilidades de gobernar, por la mayoría del PSOE, por eso la dirección del partido apoyó a los críticos que, a estas alturas, aún mantienen el contencioso con sus compañeros. Aunque ha habido cesiones, está claro que el grupo de Beatriz Anievas, apoyado por la dirección, no tiene intención de arreglar el problema; mejor dicho, y pese a las palabras de ésta en contrario, quiere cobrar la factura de los destrozos del verano. Así lo han entendido los seguidores de Escuredo. Por eso esta semana los diputados provinciales de su cuerda han lanzado un órdago a la dirección del partido, exigiendo, ahora que se discute sobre la confección de las listas para las elecciones generales de marzo, que Ángel sea colocado en el número dos, solo por detrás de Mario Amilivia o Juan Morano, los otros dos candidatos que se baten, en su guerra particular, por ocupar la primera plaza. Los seguidores de Escuredo aseguran que en el Bierzo nadie cuenta con más apoyo que él; pero el sector crítico no está de acuerdo con esta apreciación, y menos aún lo está con el método que han utilizado para proclamarlo, saltándose a la torera las normas estaturarias del partido. Lo ven como un chantaje a la dirección, pues la salida a los medios de comunicación de los cinco diputados, sólo puede interpretarse como un aviso a navegantes respecto a lo que puede ocurrir en la Diputación si no se acepta su propuesta. Creo que Angel Escuredo, persona que ciertamente cuenta con apoyos seguros entre muchos militantes y cargos públicos del Bierzo, y con buenos fontaneros para mantenerlos firmes, se equivocó en su política respecto al Consejo Comarcal. Entra dentro de la lógica política que, si sus partidarios son mayoría, sean éstos quienes logren los cargos de diputados provinciales; eso me parece indiscutible. Pero el apoyo a una de las facciones del partido socialista, lo que ha supuesto la ruptura del propio grupo popular, no fue muy inteligente; además mostró connivencias que son difíciles de explicar. Por eso, posiblemente, pagará los platos rotos. Cuenta con apoyos, cierto, pero también tiene muchos detractores en el Bierzo y en la provincia, que son aguerridos, y en los que la dirección regional parece haber encontrado el reemplazo a este político. Los tiempos anuncian que en uno de los tres primeros puestos, máximo número que puede alcanzar el PP, habrá de ir una mujer, que bien pudiera ser del Bierzo.