Clave catalana

TODAS la preguntas se centran estos días a la cuestión esencial de si Rajoy logrará o no la mayoría absoluta. Esa cuestión tapa muchos otros matices en uno de los cuales creo que es muy necesario fijarse y que puede ala larga mucho que ver el asunto de fondo. ¿Cuál va a ser el comportamiento del electorado catalán? ¿Y cuál va a ser la posición de CiU en el debate de investidura? Pues bien, sobre la primera pregunta existe una creciente sensación entre los más agudos observadores de la sociedad catalana es que la apuesta Pique y el rumbo actual del PP catalán les puede suponer una jugosa renta de votos y algunos sabrosos e importantísimos escaños. Los hay incluso, me parece que exageradamente, que ya hablan de que el PP puede disputar a CiU la hegemonía en el centro derecha. No creo que llegue a tanto pero que hoy no sea descabellado ya el entender que el 20 por ciento de los votos puede ser un techo a alcanzar y superar por el PP resulta toda una novedad cuyas consecuencias sólo se perciben teniendo la mente muy abierta a futuros aún no del todo diseñados. Clave es en ello la actitud de Piqué de pedir cancha y disponerse a participar en la reforma del Estatuto catalán y su disposición a estar en la jugada siempre y cuando no dinamite las estructuras constitucionales. Explosión que la verdad nadie desea en la sensata sociedad catalana y que sólo predica , y con la boca pequeña, Carod Rovira. La segunda y no menos trascendental cuestión es lo que hará CiU en el futuro parlamento español. Una primera cuestión la ha dejado a priori clara. No va a votar ninguna investidura. Ni la de Rajoy pero, ¡ojo! tampoco la de Zapatero y éste, desde luego con esa decisión, si se mantiene, estaría irremediablemente incapacitado para soñar siquiera con una mayoría aunque el PP no obtuviera la mayoría absoluta.