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Publicado por
VICENTE PUEYO
León

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VAMOS a ver quién le hinca el diente a las últimas propuestas del Círculo de Empresarios que preside Manuel Azpilicueta. No puede negarse audacia y originalidad a este colectivo empresarial que ya conmovió las entretelas del personal hace unos años cuando dio a luz la genial idea de que las mujeres trabajadoras se pagasen sus bajas por maternidad en forma de un seguro que abonarían mensualmente durante su edad fértil. Aquella iniciativa se abortó pero ahora, coincidiendo con los preparativos de la contienda electoral, ha lanzado otra batería de ideas entre las que destaca una especialmente: se propone limitar la gratuidad de la educación, de la sanidad y del transporte público a las personas «más necesitadas», y retirarla a todos los demás. Según el Círculo de Empresarios, esto permitiría derivar una importante cantidad de recursos hacia la Justicia, la Defensa y la Seguridad, únicos servicios que la asociación considera no privatizables. Afirman los promotores de las propuestas que el discurso económico de Rajoy «va en línea» con estas ideas pero la verdad es que cuesta trabajo creer que el candidato popular las haga suyas durante la campaña que se avecina. A no ser que considere que vale la pena correr el riesgo de ser catalogado como «el gran destripador» del denominado estado del bienestar. Porque, al fin y a la postre, esto es lo que se propone: hacer trizas el estado del bienestar, o sea, esos logros de carácter social que se han ido conquistando con mucho esfuerzo por nuestra sociedad. A la ambigüedad y la imperfección de ese estado del bienestar, el Círculo Empresarial parece oponer una especie de estado de la utopía en el que es muy sencillo delimitar ricos y pobres. Por pura precaución, uno se queda con la imperfección del primer estado no sea que la hipoteca se acabe tambaleando como consecuencia de un grave problema de vesícula a tratar en hospital de pago. Cuando, con todos sus defectos, hay mucha gente de fuera de nuestras fronteras que envidia nuestra Seguridad Social, ahora pretenden poner el sistema patas arriba. Sin duda que hay cosas, y ésta también, muy mejorables, pero, como dijo aquél, «no es ésto, no es ésto».

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