Gris total

EL CÍRCULO de Empresarios, que preside Manuel Azpilicueta, acaba de proponer que se acabe con la gratuidad total de la enseñanza y la sanidad y que se subvencione sólo a quienes realmente lo necesitan. Hacer esa declaración en época preelectoral es ponerse a los pies de los caballos. La izquierda se va a lanzar sobre los empresarios... y la derecha también. La izquierda quiere que haya un ordenador por cada dos alumnos en todos los colegios, que se construyan más colegios públicos o que todos aprendamos inglés antes, incluso, de saber hablar español. Y la derecha promete más kilómetros de Metro o que nadie tendrá que esperar más de un mes para operarse. El pobre Simancas prometió gratuidad total para los libros escolares gratis y transporte gratis a jubilados y jóvenes y a muchos les pareció muy bien. Una sociedad que quiere servicios de calidad tiene que pagar muchos impuestos para hacerlos efectivos. El problema es que queremos todo eso gratis y no saber lo que cuesta. Muchos políticos saben que prometen lo imposible y algo que, además, es injusto, porque beneficia a los que más tienen y porque, en muchas ocasiones, se despilfarran los recursos. Por ejemplo, poner un ordenador por cada dos alumnos en aulas que, a lo peor, no tienen calefacción o que no tienen suficiente potencia para enchufarlos a la red. O becar al 40% de los universitarios, lo necesiten o no. Hay que garantizar un puesto escolar y una suficiente atención sanitaria a todos. Y unas infraestructuras modernas. Y acceso a una vivienda digna. Y una justicia eficaz y rápida. Y seguridad para todos. El problema es quién paga todo eso y si es el Estado, lo público, quien tiene que ofrecerlo, gestionarlo y asumirlo gratis total o si hay otras posibilidades. Pero, seguramente, ningún político se atreva a debatir eso en vísperas electorales.