SIETE DÍAS
Morano, no va más
EL PP APUESTA por Morano para contrarrestar el efecto Zapatero. Más emoción no cabe. Mariano Rajoy ha hecho lo que no se atrevió a hacer Aznar. Colocar al controvertido ex alcalde leonés como referencia del partido. Probablemente el político gallego busque así el voto leonesista, fundamental en una confrontación en la que la UPL no tiene nada que ganar. Se sabrá si Morano ha perdido o no aquel glamour político que enardecía masas hasta que optó por entregarse en los brazos de José María Aznar. Está claro que Morano se la juega. No figuraba en ninguna de las quinielas porque el ex alcalde leonés tiene mucho que perder (el prestigio de ganador en el pasado) y poco que añadir a su extenso currículo. El puesto cómodo es el dos, de salida asegurada y sin la dificultad de medirse personalmente al PSOE en la provincia de Zapatero. En estas especulaciones entraba un leonés totalmente desconocido por la masa electoral. Baudilio Tomé no podía ser «cunero» y no lo ha sido. Pero su inclusión y la necesidad de contar con una mujer ha desplazado al berciano Escuredo a la candidatura del Senado. El apellido le sitúa como segundo, después de Amilivia. Sólo será senador si el PP gana. El cambio no ha gustado a los bercianos, que amenazan con dinamitar el gobierno de la Diputación Provincial. Ayer Rajoy se vió obligado a entrar en el Hostal por la puerta de servicio. El PSOE se frota las manos. 1397124194 La discordia El puesto número tres no lo querían ninguno de los históricos. Así que decidida por Rajoy la incorporación de Tomé (que es uno de sus hombres de confianza en la estrategia electoral) a Morano sólo le quedaba encabezar la candidatura. Una apuesta arriesgada para la que ha contado con apoyos influyentes del mundo de la empresa y de la comunicación. A Morano le gusta el riesgo. ¿Serán desempolvadas aquellas imágenes de Morano en batín bajando las escaleras del ayuntamiento, tras anunciar el fin de una huelga de hambre mientras le esperaba en la Plaza de San Marcelo una multitud enardecida que enarbolaba su fotografía sobre crucetas de madera al estilo del recibimiento de Jomeini? ¿Podrá Morano patrimonializar electoralmente estos recuerdos o serán un lastre? En todo caso Rajoy ya ha repartido las cartas. No va más. Mario Amilivia, que era la otra opción para encabezar la lista al Congreso de los Diputados, finalmente se queda en el Senado. El jueves se lo pidió Rajoy personalmente. El candidato a la presidencia del gobierno le pidió que aceptara permanecer en el Senado porque necesita personas con experiencia en esta cámara, sobre todo en un momento en el que se prevé la modificación de sus competencias como órgano de representación territorial, con mayor peso específico de la municipalidad política, que Mario Amilivia conoce en profundidad, y de las comunidades autonómicas. 1397124194 ¿Consensos? EL revival de la aprobación de la Constitución que ha supuesto la efemérides de su 25 Aniversario, ha revitalizado la palabra más utilizada por entonces, aunque con matices diferentes. En el comienzo de la transición no había político que hablara en público que no empleara la palabra consenso varias veces en cada intervención. Los periódicos igualmente estaban plagados de este término, al que se le otorgaba cualidades casi mágicas. Sin duda las tenía. Al menos así lo han recordado recientemente en León Miguel Roca, uno de los siete ponentes de la Carta Magna, en una conferencia organizada por el Club de Prensa del Diario de León. Roca ponía de relieve el esfuerzo intelectual para, cediendo todos un poco, alcanzar acuerdos que igualmente dejaran satisfechos a los españoles en su conjunto. La palabra consenso implicaba necesariamente generosidad. Durante años la palabra fue arrinconada, más por el natural cansancio que produce la repetición del término, lo que conlleva la pérdida de su significado, que porque la idea del acuerdo y del pacto perdiera valor. Superada esa sensación de hartazgo e instalados en las celebraciones, vuelve a ser el término más empleado por los políticos. Pero ya nada es igual. Ahora carece de sentido en la mayoría de las veces. En realidad quien lo propone, interpreta el consenso como claudicación del otro. De no ser así, no existe. Ejemplo claro lo hemos visto en la crisis de Caja España, una entidad que demuestra una fortaleza envidiable, a prueba de insensatez. Ni siquiera la obstinación del consejo de administración por hacer de la entidad un circo, ha logrado expulsar a los clientes. Hace unos meses se alcanzó un acuerdo para la constitución del consejo de administración y del resto de los órganos de gobierno. En liza entran los partidos políticos PSOE, PP y UPL. La representación en la asamblea y en el consejo de la entidad viene determinada por la aportación de diversas instituciones públicas y entidades de carácter social así como por la representación de los trabajadores. Pero al final, todos acaban alineados en torno a los tres partidos políticos. El acuerdo fue saludado con cierto alborozo. Parecía cerrarse una dinámica de enfrentamientos. Error de apreciación. Bastó que se pusiera sobre la mesa la elección del nuevo director general, consecuencia del cese-dimisión de Evaristo del Canto, para que las palmas se trocaran lanzas. Finalmente se llegó a un acuerdo en torno a la figura del actual director general, Ignacio Lagartos, pero la soterrada lucha dejó pelos en la gatera. José María Rodríguez de Francisco, que contaba con la misma voluntad por parte de UGT, anunció públicamente que una vez recompuesta la pieza de la dirección general, dirigiría sus baterías contra el presidente, Juan Manuel Nieto Nafría, a quien posiblemente le haya perjudicado un cierto grado de prepotencia. El PSOE, fiel a los compromisos que mantiene con los leonesistas en estos momentos, secundó la propuesta. Se fragua así una moción de censura para el relevo del presidente, que se materializó el pasado jueves con la convocatoria de una reunión extraordinaria que habrá de celebrarse antes de diez días desde aquella fecha. Lo curioso del caso es que después de alcanzado el pacto de nueve consejeros afines al PSOE y UPL (la mayoría suficiente para defenestrar a Nafría) y del que quedó excluido el PP, los socialistas no experimentaran rubor alguno al invitar a continuación a los populares al «consenso» para nombrar al nuevo presidente. 1397124194 Los nombres Uno de los candidatos mejor situados parece ser el presidente de la Cámara de Comercio de Astorga, Victorino González, abanderado de la UPL y de quien ya se habló para el cargo cuando leonesistas y socialistas alcanzaron el acuerdo de gobierno en el Ayuntamiento de León. Ya entonces se dijo que ambos pactos guardaban una relación directa, cuestión que fue desmentida por los afectados. Desde las filas del PP se lanza la candidatura de Javier García Prieto, presidente de la Diputación Provincial. Y con el único fin de contrarrestar este nombre, se ha postulado como candidato el propio alcalde, el socialista Francisco Fernández, quien, con cierta dosis de ironía, formulaba esta interrogación retórica: Por qué no yo, al fin y al cabo yo sé que cuento con mi propio voto. Le faltó añadir que suma la experiencia de más de veinte años como empleado de la entidad, en la que ahora figura en excedencia. Es evidente que la confrontación siempre ha sido el camino más recto para la victoria del tercero en discordia. Victorino González tiene la ventaja de que siendo afín a la UPL, no es militante de ningún partido y, consecuentemente, no está mal visto por nadie. No despierta inquina. Cuestión distinta es que la precipitación en la candidatura y ciertos recelos en el mundo empresarial, acaben quemándole.