Diario de León
Publicado por
PANCHO PURROY
León

Creado:

Actualizado:

PRIMERO fueron conchas raras, piedras hermosas, sal, gemas y objetos preciosos, base del trueque y del intercambio, monedas que permiten progresar hacia la civilización. Al final, el dinero se transforma en religión de la gente golfa, sin leyes ni fe, más potente que las enseñanzas juntas de Dios, Jehová, Alá, Buda y Zeus, abundancia que ya no facilita comercio pero otorga un poder realmente absoluto, una tiranía completa sobre el prójimo empobrecido. El amor, la impaciencia por amasar fortuna son, en los textos de Nietzsche, un fanatismo por acaparar equivalente a la inhumanidad disfrazada de buen corazón que lleva a la hoguera a herejes y libros o extermina civilizaciones juzgadas impías, caso de la azteca o la incaica, barridas por el crucifijo español. Los liberales, exégetas del sagrado mito del dinero, poder regulador de prosperidad, progreso y libertad, olvidan que solo hay una minoría de ricos, más influyentes que la caterva de pobres que se contentan con las migajas del festín de los millonarios. Paradoja del pordiosero: detesta al ricacho forrado en dólares y envidia su fortuna y lujo. Por más que los filósofos antiguos declararan al dinero la fuerza de los impotentes, esta religión pagana avanza. Ojo a la destrucción ética que provoca. Conceptos de rentabilidad a cualquier coste, paraísos fiscales, beneficios sin freno y aumento egoísta de capitales, suponen precarización de empleos, empobrecimiento de trabajadores y destrucción de los sistemas de protección social y jubilación digna. Ante el liberalismo salvaje, de derecha e izquierda, partidario de esta religión primitiva que destruye el corazón humano, motor de una tribu alienada por consumir endeudada, esclava del derroche y el qué dirán, opto por el ateísmo furibundo. Pobre, pero honrado, es el lema que llevo en la sangre, heredado de la familia. En el teatro del Dios dinero, de la competencia económica, un pelanas: sin riqueza, pago impuestos y, encima, ecologista.

tracking