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Publicado por
JAVIER TOMÉ
León

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NO PUEDE ser Manuel Fraga el que, adoptando un tono apropiado para retransmitir en directo el holocausto nuclear, pretenda defender con una argumentación surrealista a su correligionario Jesús Ares, alcalde del pueblo de Toques por más señas, quien se lanzó sobre una chiquilla de 16 años con la resolución de Herodes y decidido a darse un hartazgo de abusos sexuales. Según la correspondiente sentencia judicial, semejante libertino pretendió realizar una cópula de urgencia con la menor, llevado por los escozores pulgueros de su malsana entrepierna. Ante semejante panorama, aquel Fraga enviado por los dioses a la España franquista para que las calles fueran suyas, se hubiera calado el contemporizador bombín inglés y optado luego por un silencio tan calculador como el mostrado por su superior Rajoy. Sin embargo, atrapado en la ratonera de su nunca prescrito facherío, quiere justificar de alguna forma la vesanía cometida por este viejecillo rijoso de 71 abriles que se prenda de las adolescentes en flor, dando rienda suelta al coro de diablillos que danzan en su atosigada mente. Así, los máximos culpables del desvarío carnal de su camarada de partido serían los pérfidos rojos que lucharon en su día a favor del aborto, el amor libre y las parejas de hecho aunque pertenezcan al mismo sexo. Todo un disparate psicológico rescatado de la época de las cavernas y que no puede provenir del Fraga auténtico. Para mí que ha hablado el lorito de don Manuel, compañero de quintas de la cotorra que perteneció a Winston Churchill y rescatada ahora, hecha un pimpollo, en una pajarería. Aunque la verdad, a pesar de los 104 años de Charlie, parece más moderno y centrado que el Fragadocus de la política gallega. ¡Menuda mascota para el PP!

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