BURRO AMENAZADO
Mascotaterapia
EL PSIQUIATRA Servan-Schreiber, autor del vendidísimo libro Curar , se ha hecho famoso por los tratamientos que aplica a personas mayores y depresivas. Sus recetas son curiosas: -Lo mejor, para curar su depresión, es que se ocupe de un perro, mejor pequeño, que así tendrá escaso riesgo de arrastre y caída. -Si piensa que un perro le va a dar demasiado trabajo, encargue un gato, un pájaro o un pez rojo. -Doctor, estos bichos me llevarán a demasiada guerra, sin tranquilidad. -Entonces, amigo, hágase con una planta de interior, todo antes de vivir mano sobre mano. Más de un usuario del prozac y la tila pensará que luchar contra los azotes -depresión, estrés, ansiedad- que castigan a tanta gente preocupada con estos métodos de tipo ecologista, partidarios del caniche para la suegra quejica y el canario para el abuelo ido, es caer en el absurdo más ridículo, como la magia verde que aplican algunos presuntos chamanes, timadores de incautos. En apoyo de poseer una mascota, garantía de salud, han venido varios estudios. En 1995, se realizó uno con pacientes que sufrían arritmias graves tras superar un infarto: el riesgo de morir entre los que cuidan de un animal de compañía es seis veces menor que el de los que viven sin mascota. Otro trabajo llevado a cabo en Harvard con ancianos afincados en residencias de la tercera edad, concluye que los que cuidan plantas tienen una mortalidad reducida a la mitad respecto a los mayores que no hacen de jardineros. El humanista Servan-Schreiber despliega más armas que mejoren las enfermedades mentales, desde normas de sentido común -hacer un poco de ejercicio, aprender a comunicarse con los vecinos y despertarse suavemente- a practicar disciplinas que juzga venerables como el yoga, la acupuntura y las dietas recomendadas por la neurobiología, caso de los milagros de los omega 3, ácidos grasos típicos de sardinas, anchoas, caballas, atunes y truchas, y de las legumbres verdes, nueces y granos de lino.