Diario de León

EL RINCÓN

Terminator está entrenado

Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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ES FRECUENTE en Estados Unidos que un actor se convierta en político, del mismo modo que es habitual en España que los políticos se conviertan en actores. Schawarzenegger, en consonancia con su nombre poblado de consonantes, aprovechó la popularidad que le había deparado exterminar a sus rivales en la pantalla para erigirse en gobernador de California. Un tipo lleno de músculos, con la dentadura de dos números más, el tal Schwarzenegger. No se lo pensaba dos veces para cargarse a sus enemigos, pero lo que pensaban algunos de los espectadores era qué hubiera sido este hombre si en vez de pasar tantas horas en el gimnasio las hubiese pasado en la biblioteca. De momento le hicieron gobernador. El personaje de Terminator obtuvo un éxito mundial, lo que da una idea bastante aproximada de cómo está el mundo. También fue muy influyente en la carrera política de Reagan su pasado cinematográfico y menos mal que a Bob Hope, que maldita la gracia que tenía, no le dio por aspirar a la presidencia. Sin duda hubiera llegado a la Casa Blanca, porque a los norteamericanos le hacía muchísima. Ahora Terminator, en su nuevo papel, decide continuar representando el de antes. Está entrenado y contra las vocaciones fuertes es inútil luchar. El señor gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, ha firmado su primera sentencia de muerte. Poco importa, para lo que el hecho tiene de significativo acerca de una actitud, que el condenado sea el autor de una serie de salvajes asesinatos. Asesinar a los asesinos es un plagio. Hay que dejarles la exclusiva y además hay que saber que la sociedad, cualquier sociedad, segregará siempre ese tipo de personas, capaces de matar, en defensa propia o por gusto, a sus ancianos padres o al vecino del cuarto. Se trata de no reconocer la legitimidad de la pena de muerte y descartarla de una vez por todas. Habló Borges de la ilicitud de comerse a un caníbal. Ya sabemos que si lo deglutimos podemos evitar que reincida, pero no. No debemos hacerlo. Hay que contener el apetito.

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