Diario de León

EL BALCÓN DEL PUEBLO

De medallas y lutos

Publicado por
JUAN F. PÉREZ CHENCHO
León

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LA FELE (Federación Leonesa de Empresarios) entregó anoche al presidente del Senado y ex titular de la Junta de Castilla y León, Juan José Lucas, la primera Medalla de Oro de la patronal leonesa. Han justificado la distinción en los permanentes desvelos y el exquisito tratamiento que siempre tuvieron mientras fue el mandamás de la comunidad. Es una razón. La otra argumentacióm empresarial es que, de ninguna manera, el acto tenía tufo electoral. La primera es creíble, la segunda, cuando menos, es dudosa. ¿Acaso una vez, una sola vez, la Fele no se ha quemado hasta las cejas defendiendo la política conservadora del PP? No discuto los méritos de Juan José Lucas para ostentar el honor de ser el primer distinguido de la Fele. Un honor que acordaron en diciembre, pero le entregaron ayer, cuando las urnas del país tienen vaho y todo huele a chamusquina. Es público y notorio que el Ejecutivo nacional utiliza a los medios públicos con finalidad partidaria. Existe hasta sentencia judicial para confirmarlo. Aquí no han llegado a tanto, de lo contrario no se hubiese publicado, coincidiendo con la entrega de la primera Medalla de Oro de la patronal, que sólo uno de cada diez contratos firmados el pasado año en la provincia de León fue indefinido. Todo lo demás, basura. Una basura como la que esparció sobre el campesinado leonés, no como abono fecundador, sino en barbecho, el ministro de Agricultura, Arias Cañete. Dijo que ya se ha gastado el 86% del dinero del Plan de Regadíos de Castilla y León, con arco del 2002 al 2008. Como resulta que en León son 62.500 hectáreas las que no han comenzado a bendecirse, más de una cuarta parte de toda la Comunidad, no se explica cómo ya se ha gastado lo que todavía no ha empezado. O miente el ministro, o nos ha robado la cartera otra vez. Los regadíos de León están siendo con los gobiernos del PP, tanto nacional como regional, una tomadura de pelo. Se humedecen sequedades de Palencia y otras latitudes con aguas de Riaño. Y aquí se calla como muertos. ¿A qué juegan algunas organizaciones agrarias de León?. Pero comencé a vocear desde este balcón una medalla. Me obligo sentimentalmente a otra que no ha contado con altavoz mediático: la otorgada al letrado Urbano González Rozas, Medalla de Oro al Mérito de la Abogacía. Pasó desapercibida. Quizá como otras que no conozco. Y yo no quiero que más de medio siglo de ejercicio apasionado de la profesión se diluya como el humo de las chimeneas sobre los tejados de su pueblo, Salce, en Omaña, su patria chica. Urbano González Rozas tuvo otra pasión: la enseñanza. Con veinte años de edad ya era maestro con oposición aprobada. El maestro más joven. Y joven era, ¡ay!, José María Tagarro, tres hijos, uno ya acariciado y mecido por la brisa de la nada, 56 años, el segundo luto de la peña La Concordia. Murió ayer. Tagarro dejó la Banca para hacer posible sus dos pasiones: la pesca y la caza. Supongo que no le quedó, pese a su juventud, ni un metro de los 3.500 kms. de ríos trucheros de León, ni una ladera de monte, páramo o ribera, sin pisar. Es una muerte que jode, en efecto.

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