Diario de León

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El precio de un niño

Publicado por
ESTHER ESTEBAN
León

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LA ONG Save The Children acaba de publicar un informe bochornoso, de esos que deben agitar las conciencias y que abre muchas preguntas en torno a la salud de nuestra sociedad. Según se apunta, más de 30.000 españoles viajan cada año a Latinoamérica en busca de sexo con niños, situándonos en el quinto país europeo en los que más se practica ese tipo de turismo. Me repugna sólo pensar cómo un adulto sin escrúpulos plenamente consciente de lo que hace y que seguramente en nuestro país lleva una vida respetable, puede llegar a destrozar la vida de un niño, a cambio de un puñado de euros, para satisfacer sus fantasías sexuales. Ya sabemos que los niños víctimas de estos depravados suelen sufrir no sólo graves infecciones y riesgos de todo tipo, sino embarazos no deseados y trastornos psíquicos en muchísimos casos irreversibles. Muchos de ellos son luego carne de cañón para las mafias de prostitución y jamás pueden realizar una vida normal. El sexo, después del tráfico de armas y de estupefacientes, se ha convertido en el tercer negocio mundial. Sabemos que en algunos países los padres llegan a vender a sus hijos por cantidades que no superan los 200 euros, y de esto se aprovechan esta gente sin escrúpulos. Mas allá de la repugnancia que pueda producir el asunto o de lo escandaloso que pueda ser en términos éticos o morales, los gobernantes deberían plantearse una actuación extraterritorial para perseguir a los culpables de delitos sexuales mas allá de los países donde se esta cometiendo el delito. De esa forma esos 30.000 españoles que ha mantenido relaciones con niños y niñas menores incluso de 12 años podrían ser perseguidos y juzgados para terminar de una vez por todas con su inmunidad. «No haga con una niña tailandesa lo que no se le ocurriría hacer con su hija», manifestaba Pepa Hornos, la autora del informe de la ONG que ha denunciado el asunto. Yo añadiría: y si lo hace... será perseguido, juzgado y condenado sin piedad, con todo el peso de la ley, no le quepa la menor duda.

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