EL PAISANAJE
Enjambre en Villaquilambre
LA COLMENA política leonesa zumba estos días que se las pela por mor de los pactos de Villaquilambre, donde al alcalde de la UPL, Lárazo Bayón, que encabezaba la lista más votada con ocho concejales, le van a apear de la silla en favor del candidato del PSOE, Miguel Hidalgo, que apenas tiene seis, en una moción de censura apoyada por el PP, que sólo rascó tres en las últimas elecciones. Total, ocho a nueve y Bayón a casa. El zumbido es enorme y el Ayuntamiento de Villaquilambre un avispero, al que no se acercaría nadie en su sano juicio. O a lo mejor es sólo un panal de rica miel, que, como en cualquier colmena, defienden los zánganos porque les va la vida en ello. Ahí es nada, un municipio adosado a León capital, en pleno crecimiento urbanístico y donde da uno una patada en el suelo y, zas, crece una urbanización de trescientos y pico chalets, la correspondiente contrata de recogida de basuras, jardines para colocar colegas del partido a manta y la tira de chollos en nombre del bienestar del pueblo. Así de fácil. Algunos ingenuos pronostican ahora que los pactos de Villaquilambre van a traer consigo la ruptura de los del Ayuntamiento de León, que son los mismos, sólo que al revés: el PSOE y la UPL votando juntos para echar de la alcaldía a la lista más votada, que era la del PP. O en Caja España. Los hay, incluso, que resumen esta teoría en dos palabras: «por coherencia». Pues, hombre, no. Los pactos de León capital, lo mismo que los de la Caja gozan de buena salud y sus firmantes van a resistir como jabatos. Coherentes también lo son, pero a su modo. A ver si nos explicamos. Cuando estudiábamos periodismo el profesor nos aleccionaba para no ir de pardillos por la vida, obligándonos a reflexionar sobre media docena de interrogantes básicos antes de escribir cualquier noticia: quién lo hizo, por qué, cuándo, dónde, para qué y qué puede pasar mañana. Pero faltaba la séptima pregunda clásica, aquella que ¿quid prodest? , a quién aprovecha y, traducido al cazurro, «¿cuánto es?. Como diría el gitano, al hacer un pacto somos todos compadres, pero la burra por lo que vale. Trato hecho.