Incoherencias

LAS CAMPAÑAS electorales deberían servir para examinar lo que ha hecho el Gobierno y para exponer los programas de los partidos contendientes. Uno de los aspectos que más deberían cuidarse es el de las incoherencias. Por ejemplo, si el Gobierno del PP acababa de rechazar el carnet de conducir por puntos, unas semanas o meses antes de la convocatoria electoral, no puede venir ahora presentándolo como una de las grandes ofertas de su programa. Si eso era un disparate o una desdicha cuando lo proponían el PSOE y CiU, es imposible que en unas semanas se haya convertido en una maravilla. En cualquier caso, el PP y su candidato tendrían que explicar a los españoles por qué ese repentino cambio de opinión para copiar las ideas ajenas, pues a lo mejor nos convencen. Podrían decir, por ejemplo: Es que cuando lo propusieron el PSOE y CiU era una idiotez pero las circunstancias han cambiado en esto, en lo otro o en lo de más allá, y ahora es una cosa estupenda. Otro ejemplo: Zaplana acaba de decir que el tema de la guerra de Irak ya ha sido suficientemente debatido y que qué mal le tienen que ir las cosas a la oposición y qué pocas ideas deben de tener, cuando se dedican a pedir debates sobre la guerra. Claro, debe ser que la guerra es una cosa del pasado que carece de todo interés. Pero la realidad es más terca de lo que nos gustaría, a la vista de lo que sucede todos los días en aquel desgraciado país. Además, Zaplana y los suyos olvidan que ellos centraron sus campañas electorales, cuando accedieron al Gobierno, en sucesos de doce y quince años atrás, para atacar al PSOE. Hombre, no vengan ahora con una ley del embudo tan intragable, que se les nota demasiado. Lo sucedido en España en la última legislatura es demasiado grave e importante.