Diario de León
Publicado por
JAVIER TOMÉ
León

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ESCRIBIÓ Mark Twain que la política es la única clase criminal por naturaleza, siempre dispuesta a cerrar los ojos y abrir los bolsillos. Un piropo confirmado a tope por el panorama de falsedades, embustes y bromas varias que se gastan nuestros gobernantes a cuenta de la barbaridad de Irak. Tema, por cierto, del que «hoy no toca hablar», según la definición del presidente Aznar, esa cabeza pensante sin otra actividad conocida que el raciocinio más puro y desinteresado. El invento de las armas de destrucción que podían caer sobre los chiringuitos instalados en la costa andaluza en cuestión de minutos, lanzadas a mano por el pérfido Sadam, era un cuento de Calleja que sabía todo el mundo, incluidos los tres tenores reunidos en Azores para envilecer los argumentos y lanzar una guerra que, según demuestra el goteo diario de muertos, cada vez va a peor. Y puesto que las revelaciones suelen ser terribles, tanto como los ángeles justicieros, en Inglaterra y los Estados Unidos ya están pidiendo cuentas a sus bellacos autóctonos. Pero aquí no. Los mandamases populares han decidido seguir en su mohoso laberinto a base trampas y desfachateces, propagando todos a una, como niños bien enseñados, que la decisión de iniciar el conflicto correspondería por completo a la ONU, brillante ejemplo de la conocida como arcada del absurdo. ¿De qué están hablando? ¿De magia negra? La suerte para ellos es que tienen delante a un país de mansos, con más paciencia que un coleccionista de fascículos del comandante Cousteau, aunque el tiempo dejará a todos en su sitio. Y la imagen de los diputados del PP saltando y abrazándose de alegría al declararse la carnecería quedará en el recuerdo, junto a la foto de Tejero en el Congreso, como el episodio más vergonzoso en la reciente historia de España.

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