TRIBUNA
La gran corta de Laciana
ES POSIBLE que existan razones que justifiquen la apertura de actividades mineras a cielo abierto en un lugar en el que la conservación, la protección y la mejora de la calidad del medio ambiente, incluida la conservación de los hábitats naturales, así como de la fauna y flora silvestres, son un objetivo esencial, que reviste un interés general no solo para los habitantes de ese lugar, sino para toda la Comunidad Europea. Pero desde luego los argumentos a su favor no pueden ser su escaso impacto sobre los hábitats y especies protegidos, y en especial el oso pardo. El conocimiento científico disponible sobre el impacto que la minería a cielo abierto tiene sobre las poblaciones de oso pardo, proviene de los estudios realizados en el entorno de la mina de carbón a cielo abierto de Cerredo (Asturias) y que contemplan datos sobre osos, recogidos entre 1982 y 1999, realizados por J.Naves, A. Fernández - Gil y C. Pollo, (CSIC, Universidad de Oviedo y Sección de Espacios Naturales y Especies Protegidas de la Junta de Castilla y León respectivamente), y sus conclusiones son claras: este tipo de actividad minera parece ocasionar un impacto tan severo sobre los osos que debería llevar a considerar este tipo de obras como crítica (en la terminología propia de los estudios de impacto ambiental) para la especie, al menos dentro de su ámbito de distribución actual en la Cordillera Cantábrica. La consecuencia es obvia, los argumentos que hablan de «compatibilizar» este tipo de explotaciones con la conservación de hábitats y especies protegidos son equivocados (muchas veces falaces) y no se apoyan en ningún argumento científico, sino únicamente en las conveniencia de quien los utiliza. Corresponde entonces analizar los argumentos de tipo económico y social que se esgrimen y en este sentido hay que señalar que son los mismos que se utilizaron por el PSOE y la UGT en 1985 cuando en Laciana, y en medio de una gran contestación social, se iniciaron estas explotaciones en Leitariegos. Recuerdo la visita que hicieron a Villablino, Antón Saavedra y Villa, insignes sindicalistas de la UGT, para explicar a los trabajadores que si no se explotaba a cielo abierto se despidieran de sus puestos de trabajo, Pedro Fernández recogió el testigo, repitió el estribillo y abrió el camino para el Feixolin. El resultado hoy es evidente, desde 1985, a pesar de las explotaciones a cielo abierto, la pérdida de empleo ha sido constante. Pero acerquémonos más a la actualidad, veamos cual ha sido la evolución en los últimos años de la compañía que promueve los cielos abiertos en Laciana, MSP: Durante el período 1998 hasta el 2005 su cifra de negocios se ha reducido de casi 134 millones de euros hasta 94,18 esto es casi el 30%; las ayudas al funcionamiento durante ese mismo período han sido de 279,5 millones de euros (más de 46.500 millones de pesetas), y han superado en más de 57,89 millones de euros los gastos de personal del mismo periodo, que han sido de 221,61 millones de euros. Es decir las ayudas al funcionamiento podrían haber sido destinadas al pago directo de sueldos y cotizaciones sociales de los trabajadores y la Administración se habría ahorrado más de 9.600 millones de pesetas. Y los beneficios ordinarios de la actividad (los propios de la explotación minera) en ese período han ascendido a 13,74 millones de Euros. Quizás el dato más interesante de este periodo haya sido la evolución de la plantilla, ha pasado de 1592 trabajadores a finales de 1998 hasta 1107 ha finales del 2002 (reducción de 485 empleos); con unas previsiones de prejubilación para el 2003 de 108 trabajadores, y para el periodo 2004/2005 de 340 trabajadores más, no estando prevista la incorporación de nuevos trabajadores. En conclusión a finales del 2005, la plantilla previsible de MSP , estará en torno a los 659 trabajadores. Los datos son, en nuestra opinión demoledores, y echan por tierra cualquier justificación económica y social de la minería a cielo abierto como balón de oxígeno para el mantenimiento de los puestos de trabajo de minería de interior. Durante el periodo 1998/2003, MSP ha dispuesto de minas a cielo abierto en Tormaleo (Asturias), El Feixolín, Fonfría, El Robledo, Peñadereita, La Mora, la Miranda y Valdesegadas y sin embargo ha reducido la plantilla en más de 600 trabajadores, y antes del 2005 la habrá reducido en más del 60% respecto a 1998 (más de 900 empleos). MSP en estos años habría perdido más de 270,65 millones de euros si no hubiese dispuesto de las subvenciones al funcionamiento, y ello porque la crisis de la minería es estructural, y todos sabemos que las explotaciones mineras a cielo abierto no van a prolongar, ni un minuto más, la minería de interior. Básicamente en el momento que la UE acabe con las subvenciones al carbón, las empresas, lo único que podrán hacer, es cerrar sus explotaciones, por tanto acabemos de una vez con el maniqueísmo que tanto gusta a algunos políticos, sindicalistas y empresarios, y reconozcamos que no es la minería a cielo abierto lo que va a mantener el empleo en nuestra comarca, sino las ayudas de la UE. Y si esto es así ¿porqué tanto interés en poner en marcha nuevas explotaciones a cielo abierto?. La respuesta es obvia, porque son un gran negocio para algunos agentes que intervienen en ellas. Pero, ¿es un buen negocio para la sociedad lacianiega en su conjunto?, yo personalmente creo que no, creo que en nada nos va a beneficiar, antes al contrario, arruinará cualquier posibilidad de futuro, e incluso reducirá la vida útil de las minas de interior. Comprendo el miedo de muchas personas y familias a perder sus empleos; y comparto con ellos la preocupación por su futuro inmediato; y quiero decirles que la vida no es ningún pasillo recto y fácil sino un laberinto en el que cada cual tiene que buscar su camino. Si tenemos confianza en nosotros mismos siempre encontraremos una puerta, que quizás no sea la que imaginamos, pero que finalmente será la que demuestre ser buena para nosotros. Que piensen lo que serían capaces de hacer si no tuviesen miedo, que piensen en todos los Lacianiegos, que antes que ellos y siempre, lucharon por sus derechos y libertades, y que nunca se dejaron amedrentar por las amenazas veladas de algunos individuos, más preocupados por sus intereses inmediatos y personales, que por el futuro de nuestra tierra. El futuro de Laciana, pasa necesariamente no sólo por conservar nuestro medio ambiente, sino, también, por mejorarlo, por recuperar lo que en el último siglo se ha deteriorado. Y pasa tambien por mantener las ayudas de la UE y del Estado Español que permitan mantener ese nivel de empleo que hoy existe vinculado a la minería de interior, bajo esa forma o bajo la que sea; que facilitará la transición entre nuestro modelo actual y un modelo basado en el desarrollo sostenible a largo plazo. Pasa, en definitiva, por un modelo similar al que en Italia existe en el Parque Nacional de l'Abruzzos, un parque de 50.000Ha (como Laciana y Palacios), con mas de 30.000 habitantes y más de 2.000.000 de visitantes anuales; con un impacto económico de más de 150 millones de euros anuales; y por el desarrollo de pequeñas industrias y servicios nada agresivas con el entorno. Permitir hoy las explotaciones mineras a cielo abierto que se pretenden realizar, desde Quintanilla hasta la Collada, permitir la Gran Corta de Laciana, es condenar nuestra tierra a ser, en pocos años, un páramo estéril, como tantas otras comarcas mineras de nuestro entorno.